Vuelvo a la carga con las series de televisión y hoy nos vamos hasta el año 1986, fecha en la que se estrenó esta serie que estaba basada en un largometraje dirigido por John Carpenter dos años antes y que llevaba el nombre de “Starman” o “El hombre de las estrellas”. En nuestro país se estrenó de la mano de TVE y llevó el nombre de “Starman”.

Narra la historia de un extraterrestre que visita la Tierra y deja un hijo. Catorce años después, Starman vuelve de nuevo para rescatar a su hijo y buscar a su verdadera madre biológica. Y para no levantar sospechas, adopta la identidad de Paul Forrester, un fotógrafo que fallece en un accidente de avión.

Starman se dirige al orfanato donde se encuentra su hijo Scott, y éste sorprendido se queda atónito escuchando las explicaciones que le da su supuesto padre extraterrestre. Por su parte, Starman, le demuestra que es su verdadero padre gracias a dos extrañas máquinas que Scott no había visto nunca y mediante una cinta grabada por el abogado de la madre del chico.

El actor Robert Hays encarnaba a Starman

Aún sorprendido ante tan extraña noticia y no menos extraña demostración de que es su auténtico padre. Scott, cansado de permanecer en el orfanato y con ganas de salir de allí, se embarca en la aventura para buscar a su madre biológica de la cual apenas sabe gran cosa.

Pero todo no iba a ser tan fácil como llegar de otro planeta, sacar al hijo de un orfanato y buscar a la madre biológica de Scott. Un policía se percata de la llegada de Starman y emprende una incansable persecución con el hombre del espacio que les llevarán por capítulos en los que el policía casi se les echa encima a los dos protagonistas.

Y entre búsquedas y persecuciones, Starman iba ayudando a la gente como si se tratase de Michael Landon en Autopista hacia el cielo, gracias a sus poderes de otro mundo.

Una clásica serie de los ochenta, políticamente correcta, sin violencia ni palabras malsonantes y que como muchas series de los ochenta, poseían una moraleja al final de cada capítulo que de vez en cuando nos hicieron pensar si realmente valoramos todo lo que tenemos o cosas parecidas. ¿La recordáis?