Cuando pensamos en los años ochenta nos vienen a la mente un montón de flashes de lo que hacíamos entonces. Hoy quiero recordar con todos nosotros muchas de las cosas que vivimos los que pasamos por aquella época.

Pequeños recuerdos de los ochenta

El día de la paga era uno de los mejores de la semana. Con lo de los abuelos y nuestros padres, nos hacíamos con un auténtico tesoro. Gran parte de él se iba directamente al kiosko. ¿Os acordáis de todas las cosas que podíamos comprar con 25 pesetas? Chucherías, sobres de Monta-Man o Monta Plex, juguetes sencillos como el paracaidísta, etc.

Cuando salió el walkman, todo el mundo queríamos uno. Por fin podíamos ir a todos lados con nuestra música grabada en cassette. Para ahorrar pilas, un tópico, un bolígrafo Bic atravesando una de sus ruedas y a rebobinar manualmente. De esto estoy seguro de que muchos de vosotros y vosotras lo habéis hecho.

Jugar en la calle era algo que todos, quien más o quien menos, hemos hecho en más de una ocasión. Aunque hoy en día las calles están vacías de niños, en los ochenta era lo más. Salir después de llegar del colegio cuando no había deberes era algo motivador. Normalmente nos quedábamos hasta las ocho o nueve, después ducha y cena. En la calle jugábamos al escondite, a las chapas, a comandos, a lanzar el paracaídas, etc.

Además de las chucherías que nos comíamos con la paga, siempre quedaba un extra para gastar en los salones recreativos. Había infinidad de máquinas con luces y sonidos muy llamativos. Las máquinas de cinco duros eran las normales, aunque las había de cincuenta pesetas. Esto era algo que se escapaba al presupuesto de muchos de nosotros.

La televisión, nuestra gran compañera en los ochenta

Ver la televisión era otro de nuestros pasatiempos favoritos, sobre todo cuando llovía. Barrio Sésamo, Sabadabadá, La cometa blanca, El Kiosko, Cajón desastre, Los mundos de Yupi, La bola de Cristal… También teníamos cientos de series de dibujos animados. Teníamos ante nosotros todo un mundo de propuestas diferentes que nos llevaban a vivir aventuras únicas de nuestra infancia.

Leer libros para niños también era otra interesante propuesta. Yo recuerdo que cuando era pequeño leí Fray Perico y su borrico. Lleva ya más de 40 ediciones y siempre ha sido un clásico para los peques. Pero si guardo un buen recuerdo es de la biblioteca del colegio, donde podía sacar libros para niños. Las aventuras de Astérix, Las aventuras de Tintín, Elige tu propia aventura, El club de los cinco…

Como has podido ver, son muchos los recuerdos que hay de la década de los ochenta. Esto ha sido tan solo un pequeño flash y hablar de ello nos llevaría muchos artículos diferentes repletos de encantadores recuerdos.