Hoy vamos a hablar de un brujo, y no precisamente del brujo que Netflix a puesto de moda con la serie The Witcher, sino que vamos a hablar de un brujo un poco menos conocido por los más jóvenes de hoy. Vamos a hablar de Warlock, el brujo.

La película

Warlock, el brujo, es una película de terror que se rodó a finales de los 80, concretamente en 1989 Sin embargo no fue hasta el año 1991 cuando se estrenó, esto fue debido a que New World Pictures quebró, de manera que Trimark Pictures adquirió los derechos y la estrenó más tarde de lo que en un principio se esperaba.

La película comienza en el año 1691, en Boston (Massachusetts), donde podemos ver como un cazador de brujos llamado Redferne captura a Warlock, interpretado por Julian Sands y lo sentencia a muerte por sus crímenes (especialmente por haber matado a su mujer) y por ejercer la brujería, pero justo antes de ser ejecutado, el diablo le rescata abriendo un portal que envia a Warlock a California a finales de los 80’s sin embargo, su huida no va a ser sencilla ya que el cazador de brujos le sigue y atraviesa también el portal.

Con ayuda de una medium espiritista, Warlock averigua que tiene como misión reunir las tres partes del «El Gran Grimoire», que es un libro que le permitirá obtener el poder suficiente como para destruir la tierra. Por su parte, Redferne emprende una nueva percusión para intentar vengarse del brujo, pero su objetivo no es nada sencillo ya que Warlock aumenta día tras día su poder.

Personajes que funcionaban muy bien en la época

Aunque la nostalgia puede hacernos ver con buenos ojos unos personajes que hoy no funcionarían, lo cierto es que en la época de los 80’s y 90’s los personajes de Warlock conseguían mantenerte altamente concentrado en la película, algo que a día de hoy sería mucho más complicado, si tenemos en cuenta que se trata de unos personajes muy encasillados. Por ejemplo podemos encontrarnos a Chas, un hombre gay con una casa muy bonita decorada con varios objetos de colección antigujo. Por su parte, Kassandra coprotagonista de la película, es una mujer diabética, que se caracteriza por su superficialidad, por estar obsesionada con la juventud y por la bisutería, lo que, en cierto modo, sienta las bases para crear un conflicto entre ella y el Brujo. Warlock la hechiza y hace que envejezca, le roba un brazalete y ella debe recuperarlo para romper la maldición. Además, su dependencia de la insulina proporciona la resolución al final de la película. Aunque no se haya logrado de la manera más discreta posible, hay que reconocer que los personajes tienen sentido y están bien definidos.

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Si eres un ochentero nostálgico o un amante de las peliculas de terror de serie B de la época, no debes perderte Warlock: