Hoy le llega el turno a 1983 donde hacia aparición en el mercado español un ordenador que revolucionaría el mercado informático no solo del país sino de todo el continente. El fabricante británico Sinclair después de su éxito cosechado con el modelo ZX81, decidió lanzar al mercado una versión mejorada, el Sinclair ZX82, y le dotó de sonido y de un sistema de vídeo en color, de ahí viene el nombre final de Spectrum.

Doblaría su memoria ROM hasta llegar a los 16k y le implementó nada menos que 48k de RAM, algo realmente novedoso en aquella época y además mejoró mucho el teclado en comparación con su antecesor. Aunque su sistema de sonido era bastante malo (recuerdo unos pitidos realmente horribles que me sonaban peor que los midi en sus inicios) y sus gráficos no eran cosa del otro mundo, tuvo mucho éxito, sobre todo por su precio, bastante más bajo en comparación con los de la marca Commodore, la competencia.

Primero de los modelos con las características teclas de goma

Aun con estas limitaciones, los programadores de Spectrum se exprimieron las neuronas al máximo para sacar a la venta productos que mereciesen la pena. Y la verdad que no lo hicieron nada mal. ¿Alguien se acuerda de los Knight Lore, Alien o el R-Type? A veces daba la sensación de que esos juegos no podían ser ejecutados por un Spectrum, pero la realidad era palpable.

La verdad que este ordenador fue bastante longevo, en comparación con la actualidad, que en pocos meses un ordenador ya es superado con creces por novedades que llegan cada vez más rápido al mercado. A este modelo le siguió el Spectrum +, el mismo ordenador pero con el teclado mejorado y añadido un mejor sistema de sonido tal como ocurriera con el Spectrum +2, que incluía unidad de cassette y un teclado de plástico duro muy robusto.

Uno de los modelos más vendidos, el Spectrum +3 con unidad de disco

Y posteriormente el Spectrum +3 fue lanzado al mercado e incorporaba una unidad de disco de 3” algo que facilitó la entrada de la marca Spectrum hasta los inicios de la década de los noventa para posteriormente desaparecer ante la gran afluencia de nuevos y más potentes ordenadores con más prestaciones que el modesto Sinclair.

Y aunque no lo parezca, este ordenador es casi casi un objeto de culto y aún a día de hoy hay gente que siguen programando y desarrollando hardware y software para este vetusto compañero de juegos de nuestra infancia.