El 15 de Febrero de 1985, en plena efervescencia mafiosa en Italia, se asestaba un duro golpe contra la Cosa Nostra tras el descubrimiento en las afueras de Palermo de una ciudad subterránea que se ha bautizado como Las Catacumbas de la Mafia, donde se encontraron grandes cantidades de dinero, armas, droga, explosivos y ácido entre otros materiales.

Fueron kilómetros de galerías subterráneas, tanto antiguas como modernas, a las que se accedía mediante pozos escondidos en el campo o bajo algunos de los lujosos chalets de los capos de la Mafia. De esta forma la Policía encontraba la explicación que tenían los mafiosos de desaparecer totalmente y no encontrar pista alguna sobre estos delincuentes.

Eran un lugar ideal para esconderse de los carabinieri

Como pudiera parecer en un principio, estas catacumbas no fueron creadas para esconder a los cristianos perseguidos en época de Jesús de Nazaret sino a mafiosos del clan de la familia de Michele Greco, apodado Il Papa. En estas catacumbas, perfectamente acondicionadas con todo lo que cualquier ser humano podría necesitar, se decidían las diferentes operaciones criminales en las que estaban especializados, como atentados, extorsión, tráfico de drogas, etc.

Algo que llamó mucho la atención tanto a magistrados como a la propia Policía fue el hallazgo de unas 50 garrafas que contenían un fortísimo ácido en su interior y que supuestamente podría haber sido usado para hacer desaparecer los cuerpos de magistrados secuestrados, personalidades o miembros de clanes rivales sin dejar ninguna clase de rastro.

Esta operación se llevó a cabo gracias a las confesiones de un individuo que perteneció al clan de Il Papa que estaba arrepentido y que a cambio de una nueva identidad y una nueva vida en otro país decidió traicionar a los capos de la Mafia.

Fotografía de Michele Greco antes de entrar en la cárcel

Poco después se pudo comprobar una vez más cómo los largos brazos de la Cosa Nostra llegan a cualquier lado y días después se encontraba el cuerpo sin cabeza de aquel a los que traicionó y por su parte Michele Greco ponía pies en polvorosa y escapaba hasta que finalmente fue capturado y sentenciado a cadena perpetua acusado de cometer 78 asesinatos u ordenarlos. Murió en la cárcel en febrero de 2008.

De esta forma se llevaba a cabo una importante misión que logró acabar con uno de los escondites más secretos de estos criminales.