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Si hay una cosa que recuerdo con mucha nostalgia de la década de los 80 son las películas juveniles, las cuales, en muchas ocasiones nos parecían verdaderamente increíbles. Recuerdo también que cuando tendría unos 12 años más o menos me iba con mis amigos a una sala de cine que proyectaban los domingos maratones de películas para niños y adolescentes, la primera comenzaba a las 10 de la mañana y a las dos se hacía una pausa para comer, después volvíamos a las 15:30h y la última película acababa a las 20:30, lo que nos permitía ver 5 películas de lo más variado, como por ejemplo La mujer explosiva, de la que voy a hablar hoy.

Se trata de una película claramente adolescente, sí, de esas donde los jóvenes norteamericanos estaban con las hormonas por las nubes y con ganas de pillar prácticamente con cualquier chica, pero si era la mejor y más famosa del instituto era un logro. No sé por qué pero solo pasaba eso allí en Estados Unidos mientras que nuestra vida era mucho más aburrida que la de ellos, o eso creíamos…

Los protagonistas eran Gary Wallace y Wyatt Donnelly, lo que podríamos considerar como dos nerds de los ochenta, freaks hasta la médula y amantes de los ordenadores, lo que les valía para ser de los chicos menos populares e inadaptados en su instituto. Ambos viven en el barrio de Shermer, en la ciudad de Chicago, y una de sus frustraciones es que ninguno tiene novia, lo que les lleva a utilizar su ordenador para crear una mujer virtual para hacer lo que no se atreven a hacer en la vida real.

Con este planteamiento tan simple, fue todo un éxito en taquilla, consiguiendo una recaudación de casi 39 millones de dólares en todo el mundo, siendo un gran éxito para el director John Hughes.

Gracias a su ordenador, por llamarlo de alguna forma, con monitor de fósforo verde y disquetera de 5 1/5, y aprovechando que sus padres no están en casa, crean a Lisa, una Kelly LeBrock despampanante por aquellos años, aunque hoy ha cambiado mucho… quizá demasiado.

Para que Lisa vaya adoptando su identidad, los chicos irán adoptando diferentes roles pero… ¿qué pasa cuando ella sale del monitor y está dispuesta a hacer todo lo que ambos digan? Película ochentera donde las haya, sin demasiadas pretensiones, pero entretenidas, quizá con cierto toque machista, pero para pasar un rato y recordar viejos tiempos.