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Hoy en día ya es muy difícil verlo en televisión, pero en la década de los años ochenta incluso había algún programa que tenía su propia sección de ajedrez en la que salía el Gran Maestro Internacional español Miguel Illescas, quien ayudaría a programar a Deep Blue, la máquina que derrotaría a uno de los pesos pesados de este deporte, Gary Kasparov.

Pero en esta ocasión no vamos a hablar del español sino de quien vamos a hablar en esta entrada es de Kasparov, considerado como uno de los ajedrecistas más importantes de todos los tiempos, especialmente por sus durísimas pugnas contra Anatoli Karpov, haciendo que el ajedrez tuviera más repercusión internacional.

En la época de la URSS, el ajedrez era más que un deporte nacional, era uno de los símbolos que tenían los soviéticos de superioridad ante el mundo occidental, independientemente de que en Estados Unidos tuviesen a grandísimos maestros como el genial Bobby Fischer, y de esa efervescencia ajedrecística salieron importantes jugadores como Kasparov, la gran promesa.

Gari Kasparov nació en la república de Azerbaiyán y con 17 años consiguió hacerse un hueco en el Campeonato de la URSS, empatando con el primer puesto, lo que hizo que muchas miradas se centrasen sobre él como una de las grandes promesas del ajedrez.

Después de haber vencido a todos sus rivales en las diferentes fases de clasificación llegó a ser el candidato retador del que por entonces era el vigente campeón y quien sería su gran enemigo en las tablas, Anatoli Karpov, quien se mostraba intratable, a veces con una gran rapidez de movimientos y anticipación de jugadas y en otras veces casi letárgico y desesperante en sus movimientos, siempre seguros.

Aunque el primero de sus enfrentamientos nunca había llegado a acabarse, su segundo match llegaría en el año 1985 y está considerado como uno de los más extraños de cualquier competición ajedrecística que se haya realizado nunca. En las nueve primeras partidas Karpov ganó cuatro y las otras cinco acabaron en tablas, lo que hacía suponer que Kasparov perdería con total seguridad ante el número uno del mundo, pero ocurrió algo que nadie esperaba y que os contaré en la siguiente entrada.