Podrán torturar mi cuerpo, romper mis huesos e incluso matarme. Así, obtendrán mi cadáver. No mi obediencia

Esa fue una de las frases más importantes tanto en la realidad como en la ficción ofrecida por la película que recordaremos hoy. Para muchos una auténtica obra maestra del cine, para otros una de las últimas superproducciones sin ningún retoque informático tal como lo habían hecho en los 50 y 60 y para otros película de culto. Hoy nos trasladamos a 1980 a recordar “Ghandi

Sir Richard Attemborough, hermano mayor del popular David Attemborough, uno de los más famosos naturalistas del mundo y presentador de programas del rubro en la popular BBC, fue el director de esta gran producción que contaba con la interpretación soberbia del actor británico Ben Kingsley quien parecía hecho a la medida dado su gran parecido físico con el líder hindú. Cuenta la historia de un hombre que luchó por la paz hasta el fin de sus días, siempre fiel al principio de que “dos no pelean si uno no quiere”.

Cartel oficial de Gandhi

Con esta premisa, Gandhi logró salvar la vida a cientos de miles de compatriotas evitando una guerra contra los británicos en pro de su independencia a lo que los ingleses, obviamente, se negarían y utilizarían todo su poder militar para reprimir cualquier sentimiento de independencia. Pero su filosofía denominada como de “resistencia pasiva” y la desobediencia civil enseñaron y demostraron a los británicos que el poder de los pueblos jamás estará en las armas o en cualquier acto de represión violenta.

El mismo año en el que José Luis Garci se llevase la preciada estatuilla del Oscar por “Volver a empezar” como mejor película de habla no inglesa, la auténtica sensación que arrasó con nada menos que ocho estatuillas.

Una de las escenas de la película

Oscar a la mejor película, mejor dirección, mejor actor, mejor guión original, mejor fotografía, mejor diseño de vestuario, mejor dirección artística y mejor montaje, además de estar nominada al mejor maquillaje, mejor sonido y mejor banda sonora, que contaba con la excepcional música de mi nunca bien ponderado Ravi Shankar (un auténtico maestro de quien os recomiendo sus trabajos con el sitar)

En definitiva, “Gandhi” es un cóctel muy equilibrado donde recoge la magia de la luz de la India y de sus gentes de una forma más que sobresaliente y que si no habéis tenido la oportunidad de verla, es muy recomendable para conocer un poco más sobre la historia moderna de este país además de disfrutar de magistrales interpretaciones.