¿Quién no recuerda los cumpleaños en la década de los 80? Recibir una tarjeta de invitación era algo verdaderamente emocionante porque sabías que tus amigos y amigas no te fallarían. Lo que tampoco podía faltar era rellenar una tarjeta con alguna de las muchas frases para felicitar el cumpleaños, además de un buen regalo y cómo no, nuestra presencia en el evento.

Los cumpleaños en los 80

Cuando recibíamos la invitación ya teníamos claro que iríamos y tocaba comprar un regalo o juntarse unos cuantos amigos y comprarlo entre todos. Los peluches tuvieron un gran éxito en aquellos años, siempre acompañados de una tarjeta de felicitación firmada por todos los amigos para que el cumpleañero o cumpleañera tuviera un buen recuerdo de su día.

En el caso de los invitados pues el mayor problema era ese, el de preparar el regalo y asistir a la fiesta, pero… ¿y en el caso contrario? Quien cumplía años debía ser quien hiciera de anfitrión, bien en un local con una buena merendola o en casa, que salía más barato y era más común entre la chavalada de aquellos años.

Una vez superado el primer paso de dar las tarjetas de invitación, llega el momento de prepararlo todo. Para ello nuestros hermanos o nuestros padres eran indispensables. Había que prepararlo todo para que quedase estupendo, una buena decoración, espacio para poder sentarse y disfrutar de la tarta y de todo lo que se fuera a comer.

Además de la tarta, no podían faltar las bebidas, normalmente refrescos y zumos. También estaban los cuencos con palomitas, patatas fritas o gominolas, para que todo el mundo eligiera lo que más le gustase.

Decoración y juegos para un cumpleaños

La decoración no podía faltar y siempre había globos, guirnaldas, letras y carteles felicitando ese día tan especial. ¡No podía faltar de nada! Pero si por algo se iba a un cumple era por estar con los amigos y amigas y disfrutar de una buena sesión de juegos.

En este caso, lo que más importaba era que los juegos fuesen para hacer entre equipos o parejas si no había demasiados asistentes. De esta forma, nadie se quedaba de lado y todo el mundo podía disfrutar de juegos como 1, 2, 3, pajarito inglés; el escondite, el juego de la silla o incluso el de la botella. Siempre con el objetivo de pasar un buen rato.

Otra estupenda opción era preparar una tarde de cine. Para ello ya teníamos que haber ido al videoclub a alquilar el VHS de novedad para hacer una buena sesión de cine en casa. Y palomitas, que no podían faltar en esta clase de actividad.

Hoy en día, no han cambiado demasiado los cumpleaños, aunque seguro que si sois unos auténticos nostálgicos, recordaréis con mucho cariño cómo eran aquellas fiestas.