Son muchos los recuerdos que tenemos muchos y muchas de los años ochenta, unos con más memoria y otros con menos, pero siempre con ese toque tan especial y nostálgico que despiertan en nosotros muchas de las cosas que durante muchos años nos acompañaron y que hoy en día ya forman parte de nuestra historia.

Hoy estaba pensando sobre algunas de las cosas de los ochenta de las que en alguna ocasión quise hablar pero que por ser tan sumamente sencillas no he tenido suficiente información como para hablar largo y tendido de algunas de ellas, por eso hoy van dos pequeños recuerdos de los ochenta.

El primero fue un éxito en los kioskos y era algo tan simple que cuando lo usabas varias veces ya acababas cansándote. Se trataba de la cámara de fotos de juguete, una cámara de muchos colores que cuando pulsabas el disparador, mediante un muelle se abría la puerta donde estaba el falso objetivo y salía un payaso, o su cara, acompañada de un ruido.

Algunos de los recuerdos de los ochenta

Era algo muy simple y que puede que por esa sencillez tuviera tanto éxito. Otro éxito muy recordado, sobre todo para todos aquellos que estudiamos durante los ochenta eran los rotuladores, pero no los de la conocida marca Carioca, los Faber Castell o los caros Staedler, sino otros que eran tremendamente incómodos de usar y que yo, personalmente usaba para subrayar.

Los rotuladores ratón de la marca Pelikan (como los estuches), un capuchón con la forma de la cabeza de un ratón y una cara del roedor pintada y un cuerpo redondo que tenía incluso la cola del animalito. Además de los siete colores que había, la colección tenía incluso un rotilador Los había de muchos colores, yo recuerdo que tenía el azul y mi hermano el rojo. Es algo que me gustaría volver a tener, no para darle uso sino como un buen recuerdo de esa década que tanto recuerdo con vosotros.