La década de los 80 fue una época de cambios significativos en muchos aspectos de la vida cotidiana, desde la moda hasta la tecnología. Uno de los objetos más emblemáticos y, en muchos casos, subestimados de esa época era la billetera para hombre. Crecer en los 80 significaba ser testigo de cómo los adultos manejaban su dinero y sus pertenencias de manera muy distinta a como lo hacemos hoy en día. Uno de mis recuerdos más vívidos de esa época es la billetera de mi padre.
La Billetera: un símbolo de estilo y funcionalidad
La billetera de mi padre no era solo un accesorio; era una extensión de su personalidad y de su estilo de vida. Recuerdo claramente su billetera de cuero negro, con bordes ligeramente desgastados por el uso constante. Para él, esa billetera no solo era un lugar para guardar dinero, tarjetas (de visita) y fotos, sino también un símbolo de responsabilidad y madurez. Cada vez que la sacaba, ya fuera para pagar una comida o para mostrarnos una vieja foto de mamá, yo veía en ese simple acto una especie de ritual que reflejaba la importancia de la organización y el cuidado personal.
Los detalles que marcan la diferencia
Las billeteras de los años 80 eran, en su mayoría, eran de cuero auténtico, un material que se consideraba no solo duradero sino también elegante. La billetera de mi padre tenía varios compartimentos, algo que fascinaba a mi yo infantil que cuando jugaba a las tiendas me fabricaba mis propia billtera y billetes. Había un espacio para billetes, varios para tarjetas de visita, ya que las de crédito no estaban muy extendidas y, lo que más me llamaba la atención, un pequeño bolsillo con cierre para las monedas. En una de esas ranuras, siempre llevaba una foto de nosotros, sus hijos, lo cual me hacía sentir profundamente apreciado.
Estilo y práctica en los 80
En los 80, los hombres solían llevar sus billeteras en el bolsillo trasero del pantalón, una práctica que aún perdura en muchos casos salvo en aquellos que temen a los carteristas. Recuerdo que mi padre siempre tenía cuidado de no sentarse de golpe para no estropearla. Verlo sacar su billetera, desplegarla y buscar cuidadosamente lo que necesitaba era como observar un pequeño espectáculo de precisión y meticulosidad (sin duda estás notando que hablo desde la nostalgia).
El estilo masculino en los 80 tendía hacia lo práctico pero con un toque de distinción. Los trajes con hombreras anchas y los pantalones de cintura alta estaban de moda, y una billetera voluminosa podía desentonar si no se manejaba con cuidado. Por eso, muchos hombres preferían billeteras más delgadas y compactas que, aun así, lograban ser funcionales.
Las tarjetas de visita
Otra característica distintiva de las billeteras de los años 80 era la cantidad y variedad de tarjetas que contenían. Aunque hoy en día estamos acostumbrados a tener todo digitalizado, en aquella época, las tarjetas de visita ocupaban un lugar destacado. Mi padre tenía una colección de tarjetas de diferentes colores y tamaños, cada una con su propio propósito. También llevaba con orgullo su licencia de conducir y una tarjeta de emergencia con los números de teléfono más importantes.
Mirando hacia atrás, me doy cuenta de que la billetera de mi padre no solo era un accesorio práctico, sino también un testimonio de la simplicidad y elegancia de los años 80. A pesar de los cambios tecnológicos y de moda que hemos experimentado desde entonces, hay algo atemporal en una buena billetera de cuero. El cuidado y la atención que mi padre dedicaba a su billetera me enseñaron lecciones valiosas sobre la importancia de cuidar nuestros objetos personales y de valorar los detalles en nuestra vida cotidiana.