En la 75º Sesión del Comité olímpico Internacional celebrada el 23 de octubre de 1974 en Viena, Moscú se hacía con la sede de los juegos olímpicos de 1980 con 39 votos a favor frente a los 20 que obtuvo la candidatura de Los Ángeles, aunque ésta conseguiría su objetivo en 1984.

Los juegos olímpicos de 1980 tuvieron el boicot más grande de la historia a causa de la invasión soviética de Afganistán. Estados Unidos ante tal hecho avisó a la por aquel entonces Unión Soviética, que si no retiraban sus tropas de Afganistán boicotearían los Juegos Olímpicos.

El boicot fue propuesto por Estados Unidos y fue aprobado por el Comité Olímpico Nacional y posteriormente se llegaron a sumar hasta 62 países afines a Estados Unidos, de un total de los 143 que integraban el Comité Olímpico Internacional.

En el viejo continente europeo, exceptuando a la por aquel entonces Alemania Federal, los países se negaron a este boicot y un grupo de 18 naciones decidieron presentarse en los Juegos Olímpicos en reunión como protesta por la invasión soviética a Afganistán, acudiendo a esta importante cita deportiva sin bandera ni himno.

El Estadio Lenin, escenario principal de Moscú 1980

Por aquellos años Juan Antonio Samaranch era el embajador de España en Moscú y a la vez era vicepresidente del Comité Olímpico Internacional, hasta que tres días antes de la inauguración de estos juegos fue elegido presidente del COI.

Aunque el boicot de Estados Unidos era patente, además de contar con el apoyo de la República Federal Alemana, Canadá, Japón, China Oriental y otros países de gran peso internacional, la asistencia a estos juegos fue de 5179 atletas en representación de 80 países, la asistencia más baja desde Melbourne en 1956.

En Moscú se construyó una villa olímpica y un estadio con capacidad para más de 45.000 personas, un velódromo, se arreglaron las calles y avenidas y en sus parques y jardines se llegaron a plantar más de 100.000 árboles. También se restauraron monumentos e incluso en un alarde de derroche se construyó otro aeropuerto. Desde la administración rusa jamás dijeron cuanto habían costado esas nuevas infraestructuras, aunque se estima una cifra realmente astronómica dada la envergadura de las construcciones y de los arreglos en la ciudad.

Misha, la mascota de los Juegos Olímpicos

A pesar del boicot, la competición siguió su curso natural y hubo varias cosas dignas de recordar como las medallas de oro que ganó el gimnasta ruso Aleksadr Dityaytin en todas las pruebas en las que se presentó. También destacó la hazaña de Teófilo Stevenson quien ganaba por tercera vez consecutiva en la categoría de superpesados en boxeo y la de Gerd Wessig, quien batió el record del mundo de salto de altura por primera vez en unos Juegos Olímpicos.

La mascota de Moscú 1980 fue creada por Victo Chizikov , un oso llamado Misha que fue presentado tres años antes de la celebración de los juegos y que con su merchandising inundó las tiendas, desde tazas, ceniceros, toallas, su propia serie de dibujos animados e incluso fue inmortalizado en un sello de correos y viajó al espacio.

Unos juegos que fueron marcados por intereses políticos y que precisamente no se recuerdan por ser unos de los mejores de la época moderna. ¿Vosotros os acordáis?