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Un año después del estreno de Mad Max, en 1981 era lanzada la secuela de esta película ambientada en un futuro post-apocalíptico que había conseguido sorprender a todo el mundo y generó, además de una buena crítica, una excelente recaudación en taquilla.

Mad Max 2, el guerrero de la carretera estaba dirigida por George Miller y protagonizada por Mel Gibson en uno de sus primeros papeles, donde en esta entrega ya era muy conocido y muchos directores se lo rifaban para tener un papel en sus películas.

La trama se centra en ese futuro post-apocalíptico que os comentaba, donde tras un terrible holocausto nuclear, uno de los bienes más preciados de la diezmada y salvaje sociedad que queda en la tierra es la gasolina, algo tremendamente codiciado y por lo que a los malos de turno no les costaría matar a cualquier persona para conseguirla.

Mad Max se embarca en una cruzada en solitario para ayudar a una colonia de supervivientes que está siendo continuamente atacada por guerreros que quieren hacerse con un pequeño depósito de gasolina y que no pararán hasta conseguirlo, pero los malos no saben que esa colonia cuenta con un peligroso aliado que les pondrá las cosas muy difíciles al grupo de violentos.

Aunque se suele decir que segundas partes nunca fueron buenas, sin desprestigiar el buen trabajo realizado en la primera entrega, ésta es bastante mejor, aunque ambas tienen una finalidad clara para todo el público y es entretener, algo que ambas hacen con creces, aunque tanto la puesta en escena, como guión, efectos y muchos otros aspectos son más destacables en esta entrega.

Si queréis pasar un buen rato entretenidos con una película de acción donde apenas hay un momento para el descanso y donde encontraréis un montón de reminiscencias de películas del oeste, sin duda, esta es una buena opción para pasar una tarde o una noche frente al televisor.