La verdad es que esto de escribir me viene bien, a veces, porque pongo en marcha mi cerebro y lo ejercito intentando recordar muchas cosas de hace años, aunque lo reconozco, para cosas puntuales soy un completo desastre, se me olvidan bastante a menudo.

Pero bueno no voy a hablar de mí en esta entrada sino en algo que me ha llamado la atención porque no se había hablado en anteriores post. En los ochenta muchos tuvimos la suerte de disfrutar de una bicicleta, bien fuera propia, heredada o prestada por algún hermano o hermana condescendiente pero… había otra cosa que también tenía pedales y que con 6 ó 7 años también se podía usar y de una forma más segura.

¿Qué puede ser? Pues… ¡Un coche de pedales! Seguro que cuando erais unos críos tuvisteis la oportunidad de ver al típico chico del barrio al que le compraban todo. Y ahí iba él, con su coche con asiento, unas ruedas negras bien grandes y un volante para dar la completa sensación de ir en un bólido.

El mítico coche a pedales Gokart

Recuerdo las marcas que había, un Sicla de color naranja, aunque también lo hubo rojo, también de la marca Coloma (creo que era) y un coche Gokart muy parecido al anterior. Era una pasada, te ponías en forma mientras ibas conduciendo y eras la envidia de los amigos de la calle. Pero bueno, todas las modas tienen un inicio y un final y cuando vimos que las bicicletas eran más rápidas pronto quedó relegado a un segundo plano este juguete, pero solo hasta que apareció el coche eléctrico, algo que recuerdo en los anuncios que ponía “Más de 25.000 pesetas”, algo prohibitivo para muchas familias.

Era una pasada, ya no había ni que pedalear, el coche iba hacia delante y hacia atrás, algunos tenían hasta intermitentes y claxon, era perfecto hasta que se acababa la batería y fueron un boom, hasta que llegó la primera factura de la luz, ahí fue cuando se acabó el chollo.

¿Os acordáis de estos juguetes?