Hoy vamos a recordar una tragedia sucedida el 13 de noviembre de 1985 en Colombia donde el río Lagunilla ocasionó la mayor tragedia natural en toda la historia de Colombia. Algo que seguro que los que vivisteis en los ochenta os habrá quedado grabado a fuego, dado que algunas de las imágenes ofrecidas por TVE y las diferentes cadenas internacionales eran de gran crudeza.

Todo ocurrió tras una tremenda erupción del volcán Arenas del Nevado del Ruiz, lo que provocó una crecida del río que arrasó con todo lo que encontró a su paso incluido el pueblo de Armero y 23.000 de sus 25.000 habitantes, los cuales murieron sepultados bajo toneladas de lodo, piedras y escombros que iba arrastrando el río a una gran velocidad.

Aspecto de una de las zonas afectadas por la tragedia

Además de los 23.000 desaparecidos, cientos de personas quedaron mutilados y también gravemente afectados psicológicamente, un daño irreparable e inmenso en comparación con los millones de dólares de pérdidas económicas.

El 14 de noviembre de 1985, el país despertaba con una tragedia sin parangón y fueron inmediatas las muestras de solidaridad y de ayuda. Fuerzas de seguridad del Estado, Fuerzas Armadas, socorristas, voluntarios y periodistas formaban el ejército más grande que se haya visto en Colombia en toda su historia para ayudar a sus compatriotas. Y a ello se le sumaron las infinitas muestras de solidaridad de muchos países del mundo, los cuales enviaron alimentos, ropa y medicinas para evitar la extensión de posibles enfermedades como suele pasar en estos casos.

Una de las imágenes que muchos de nosotros recordamos es la de Omaira Sánchez, una niña de 13 años que quedó atrapada entre los escombros y el lodo, sumergida hasta el cuello en un pozo donde poco a poco iba agonizando y finalmente murió ante la impotencia de todo el mundo que allí se encontraba. Su pequeño cuerpo estaba tan atrapado entre los escombros y la inestabilidad del terreno hicieron imposible su rescate.

La joven Omaira, una imagen que dio la vuelta al mundo

Pero Omaira, conocedora de su final, y antes de morir a causa de la gangrena gaseosa, hablo con periodistas y socorristas con una entereza y madurez que sorprendió a todo el mundo mientras enviaba un mensaje de fe y esperanza.

Sirva este post como pequeño homenaje a todas aquellas personas que perdieron la vida en aquel fatídico día y para todos sus familiares, dado que la historia es algo que jamás debe olvidarse, tanto lo bueno como en este caso, lo malo.