Continuamos con esta entrega dedicada a la moda y la estética de los ochenta especial para las chicas, donde seguro que más de una de nuestras lectoras recuerda la famosa silueta en forma de equis que os comentaba en la entrega anterior, espaldas anchas y cintura estrecha en una línea de ropa muy andrógina, que coqueteaba entre lo masculino y femenino.

Recuerdo vagamente algunas de las chaquetas cruzadas con solapas, grandes hombreras y cintura entallada que daban a las mujeres un cierto aire vanguardista, de chica moderna y actual y que hoy en día es un mero recuerdo, dado que no creo que haya mucha gente que se atreva a poner esa clase de chaquetas o blusas que tanto se llevaron por aquel entonces.

Artistas que fueron inspiración para muchas jóvenes

Lo que si se llevó hasta la saciedad fueron las gafas de sol, en especial las Ray-Ban modelo Wayfarer, que estaban inspiradas en un antiguo modelo de los años cincuenta. También han vuelto con mucho éxito en todo el mundo las Ray-Ban modelo Aviator, creadas en 1936 para los pilotos de las fuerzas aéreas y del ejército estadounidense. Doradas, plateadas, con cristal ahumado, de color, de espejo… ¿Con cual de ellas te quedas?

La música ha tenido una influencia realmente importante en la moda de los ochenta y la moda fue evolucionando casi a la par que las diferentes corrientes musicales como el New Wave o el sonido gótico como The Cure. El color negro estaba presente en infinidad de prendas e iba acompañado de cortes de pelo imposibles, totalmente asimétricos, con mucho mechón suelto o repleto de laca para hacer las formas más llamativas.

¿Quién no tuvo unas Ray-Ban Wayfarer o imitación?

Todo esto en la primera mitad de los ochenta y ya en la segunda, comenzaron a aparecer los modelos con un look más deportivo, sobre todo a raíz de películas como Flash Dance, Dirty Dancing o series como Fama, etc. donde la ropa era mucho más informal y cómoda.

Pero independientemente del estilo, ya fuera gótico, rock, electrónico-vanguardista o deportivo, ir a la moda era algo muy esencial en la década de los ochenta, donde uno necesitaba sentirse identificado sino con alguien, con algún grupo musical o cualquiera de las tendencias y tribus urbanas que por aquel entonces inundaban las calles de nuestras ciudades.