El mundo del cine es algo que nos gusta a casi todos y desde muy pequeños hemos tenido la suerte de poder asistir al cine con nuestros padres, hermanos mayores, tios o demás familia que siempre nos llevaban a ver películas acordes a nuestra edad. Y hoy quiero recordar con todos vosotros una película que vi cuando era un niño y que, sin que me cueste reconocer, aún volví a ver pasada la adolescencia y hace unos dos o tres años.
Estoy hablando de “El joven Sherlock Holmes: el secreto de la pirámide” una película basada en los personajes de Sir Arthur Conan Doyle, dirigida por Barry Levinson y con Steven Spielberg como productor y Chris Columbus a cargo del guión.
En esta película conoceremos a estos famosos personajes durante su adolescencia, donde el joven doctor Watson (aún cursando estudios de medicina) es enviado a una escuela privada para continuar con sus estudios y donde conocerá a Sherlock Holmes, un muchacho que le fascinará por sus grandes dotes deductivas y por su encanto especial.
Los jóvenes Sherlock Holmes y el Doctor Watson
Todo es normal hasta que comienzan a ocurrir cosas extrañas entre las que destacan varias muertes, entre ellas la de una persona muy cercana a Holmes. Todas ellas están relacionadas con un misterioso culto a Egipto y los dos jóvenes se ponen manos a la obra para intentar esclarecer aquellos oscuros crímenes.
En esta película se desvelan algunas curiosidades que pudimos ver en otros metrajes sobre este investigador y su ayudante, pero con cierta edad. Cosas que nos descubrirán por qué viste así Sherlock Holmes, por qué toca tan mal el violín o por qué su adjetivo preferido es “elemental”, pequeños detalles que apuntalan más firmemente esta película para jóvenes.
Una de las escenas de la película
Además hay que destacar que “El secreto de la Pirámide” fue la primera película que usó por primera vez animaciones infográficas, todas ellas generadas por la ILM (Industrial Light & Magic) donde destaca la animación de un caballero de una cristalera plomada, el cual toma vida.
En definitiva, es una película ideal para verla en familia, con los más pequeños de la casa y los no tanto, que seguro que agradecerán que durante poco más de 80 minutos estén entretenidos en una de las mejores películas, a mi modo de ver, para la juventud de 1985.
Esta película también me encantó en su día y me sigue entreteniendo. Sigo recordando lo que me asombró el efecto del caballero de la cristalera, aunque hoy en día este se encuentre desfasado.
Sin embargo, a ver si no me tiraréis a loco, pero… ¿os habéis fijado la similaridad de los personajes con los de Harry Potter? En la foto creo estar viendo a Harry, Ron y Hermione… ¿con una trama de averiguar «misterios» en la escuela?
Vamos, creo que en miles de entrevistas J.K.Rowling dice que creó al personaje en el ’81 o por ahí, mucho antes que esta película… pero es que parecen los hermanos mayores, vamos.