Hoy nos vamos al año 1987, fecha en la que se estrenaba una de las mejores películas del conocido comoel  Rey Midas de Hollywood, Steven Spielberg. Se trata de El Imperio del Sol, una película protagonizada por Christian Bale, John Malkovich, Joe Pantoliano y Ben Stiller, estaba basada en el libro homónimo que fue escrito en 1984 y que nos contaba la vida de una acomodada familia británica en el Shanghai de 1939.

Los Graham son una familia sin problemas, con sirvientes y una vida verdaderamente fácil, pero todo cambiaría con la ocupación japonesa, algo que obliga a todos los extranjeros a abandonar el gigante asiático en un plazo de tiempo o de lo contrario serían considerados como enemigos.

Cuando los japoneses obligan a los extranjeros a abandonar la ciudad, la familia pierde todas sus pertenencias e incluso pierden a su hijo James, quien decide juntarse a dos americanos de dudosa reputación que viven en un barco abandonado y que se dedican principalmente a robar.

Una de las escenas de la película

Para evitar quedar solo y que los americanos le den de lado, James confesaría que sus padres son ricos y que su casa estaba repleta de cosas de valor. Los americanos, ni cortos ni perezosos, deciden ir hasta la casa pero está llena de japoneses, los cuales les capturan a todos y son llevados a un pequeño campo de concentración.

En este lugar la vida era dura y se nos muestra cómo lo pasaban los prisioneros, con las condiciones infrahumanas que allí se vivían y con la férrea disciplina del sargento Nagata, a quienes todos temían. Pero James supo mantenerse firme en aquella situación y esperar con paciencia el fin de la guerra.

Todo eso llegó y finalmente pudo encontrarse con sus padres, quienes le notaron muy cambiado, había dejado de ser un niño y ya era todo un hombre tras haber pasado por muchas penurias. Sin duda una película que hay que ver, en su momento pasó sin demasiada suerte en los cines, pero que es una de las mejores obras de Spielberg.

Una película muy recomendable que os invitamos a ver, por primera vez o repetirla, porque seguro que al final consideráis que merece la pena, y mucho.