Hoy nos vamos a situar en la segunda mitad de la década de los ochenta, exactamente 1988. Año en el que Tom Cruise llevaba algún tiempo decorando las carpetas de muchas de las jovencitas de todo el mundo y año en el que protagonizaba la película que nos va a ocupar en esta nueva entrada, Cocktail.

En esta película Cruise interpreta a Brian Flanagan, un joven y ambicioso camarero que gracias a la inestimable ayuda de su amigo Doug Coughlin, barman profesional con larga experiencia, permite convertirse en una de las atracciones más cotizadas de los clubes nocturnos de Nueva York, un mundo que le verdaderamente le apasiona.

Vive en un mundo que adora, fiestas todos los días, dinero fácil y fama, hasta que su vida da un cambio radical cuando conoce a Jordan Mooney, con quien comenzará un romance que le permitirá ver la vida que lleva hasta ahora de una forma totalmente diferente y que le hará poner freno a su alocada vida… ¿o no?

Uno de los carteles oficiales

Hay que destacar que se vendieron más de cinco millones de copias de la banda sonora de esta película contó con el famoso éxito de Bobby McFerrinDon´t Worry be Happy” entre otras muy recordadas por el público de aquella época.

Esta película sabe a años ochenta, mires por donde la mires es el típico producto que quizá no iríamos a verlo al cine pero que sí alquilaríamos en el videoclub, aunque solo fuera para ver las acrobacias que hacen detrás de la barra con las botellas, cocteleras y demás.

Escena de la película

Tiene básicamente toques de comedia aunque también cuenta con algunos momentos románticos y respecto al protagonista, reconozco que tiene películas mucho mejores, aunque no es mi actor preferido ni de lejos, pero personalmente pienso que esta película está hecha para su propio lucimiento y explota hasta la saciedad esa mirada de chulito que siempre ha caracterizado a Cruise y su sonrisa que encandiló a muchas mujeres de ayer y de hoy.

En definitiva, un metraje para pasar un buen rato y del que posiblemente nos olvidemos, al menos de la trama. ¡Ah! Y no intentéis hacer lo que hacen ellos con las botellas.