¡Chimos son… son un agujero! ¡Rodeado de… de buen caramelo!

¿Os acordáis de aquella pegadiza canción con la que se promocionaron estos deliciosos y pequeños caramelos? Seguro que en más de una ocasión habéis degustado los tubos donde venían estas golosinas que aunque parezca mentira, siguen existiendo, algo así como los Sugus.

Ambos son caramelos que tuvieron una época de esplendor hace muchos años, pero que aún hoy en día siguen consumiéndose, no en tanta cantidad como antes ni tampoco se promocionan en televisión, pero ahí están, para el disfrute personal de grandes y pequeños.

Los Chimos siempre han sido un caramelo realmente especial, sobre todo porque su forma nos llamaba mucho la atención, un pequeño caramelo de muchos colores diferentes y que contaba con un agujero en el centro y que gustaba a todo el mundo. Su precio no era barato precisamente pero su sabor y originalidad hacía que nos olvidásemos por completo de su precio.

Una gran bola de Chimos

Lo mejor de todo era que en cada envase, independiente de la cantidad que viniese en cada uno, nunca sabías qué sabores te iban a tocar hasta que lo abrieses. Y una vez abierto comenzaba el festival de sabores, limón, naranja, fresa, menta y los de color violeta, que eran de sabor a piña, personalmente los que más me gustan.

Había diferentes clases de envases, desde el más pequeño que contenía 5 de estos caramelos u otros más grandes que venían con 10 deliciosas golosinas. La única desventaja que encuentro a estas chucherías es que no duran demasiado, pero en cuanto a originalidad, forma y sobre todo su sabor, intenso y muy real, hacen de esta, una de mis golosinas preferidas de todos los tiempos.

¿Y cual es la tuya?