Hoy regresamos a la literatura de los ochenta, al año 1986 donde se publicaba “Cánticos de la lejana tierra”, de Arthur C. Clark un libro futurista entre muchos otros que tan buena acogida tuvieron a mediados de nuestra década favorita.

La trama se centra siglos después de la destrucción de nuestro planeta debido a la conversión del sol en una supernova. Nos encontramos con la última expedición de salvamento que alberga a un millón de supervivientes criogenizados en el navío interestelar Magallanes con dirección a Thalassa.

Según se describe, este lugar es paradisiaco y donde se encuentra una importante colonia de humanos que fueron llevados seis siglos antes en forma de simples genes y reconstituidos posteriormente por máquinas. Estos humanos han formado una cultura muy peculiar siendo tan solo unos miles los que habitan la única isla que hay en este planeta cubierto completamente por agua.

Una de las portadas del ejemplar

Tras su viaje de varios siglos algunos de los supervivientes despiertan para llevar a cabo diferentes reparaciones, esto causa una gran conmoción entre los habitantes humanos de Thalassa quienes estaban acostumbrados a su sociedad sin tener visitas de ningún ser.

En este libro encontraremos la interacción de los asustados terrícolas contra los habitantes de aquel extraño planeta, los cuales tienen ciertas actitudes tremendamente abiertas en cuanto a la sexualidad, relaciones y la vida, pero temen que su forma de vida sea destruida por los “virus mentales” de los terráqueos.

De esta forma comienza un choque entre unos y otros, ambos con formas de pensar totalmente opuestas y también con el descubrimiento de una raza subacuática nativa que vive en los océanos y se parecen a cangrejos gigantes.

Un libro de ciencia ficción que tiene un trasfondo como el que son las relaciones sociales pero muy bien llevado con esta trama interestelar que quien sabe… igual un día puede ocurrir.