Los ochenta estuvieron llenos de slashers y uno de los más conocidos fue el de Viernes 13. Seguro que muchos de vosotros habréis visto en alguna ocasión alguna de las muchas partes que tiene esta saga. Comenzó en 1980 y se extendió hasta 2010 con un total de 10 películas, sin contar con los crossover.

El éxito de los slashers ochenteros

En los ochenta esta clase de películas tuvieron una gran aceptación, pero a medida que avanzaba el tiempo decaían. No se puede estirar el chicle durante años y años y la fórmula que funcionó en los 80, en los 90 no lo hizo. Así fue que durante los primeros años, desde el 80 hasta el 86, se lanzaba una película cada año.

Cuando era un adolescente en aquellos años me encantaban (y siguen gustándome) las películas de terror. Cuando ibas al cine ya sabías lo que ibas a ver, muertes y más muertes. Si ibas con los amigos te lo pasabas en grande y si ibas con tu chica, la abrazabas para que no se asustase. ¡Era el plan perfecto!

Hoy quiero hablaros un poco de la última película de Viernes 13 de los 80. Se lanzó en 1989 bajo el título Viernes 13 Parte VIII: Jason vuelve… para siempre. Aunque como siempre, los traductores de los títulos originales volvieron a hacer de las suyas. Me pregunto… ¿quiénes serán los que hacían esa labor? La película original se tituló Friday the 13th Part VIII: Jason takes Manhattan.

Fue estrenada en Estados Unidos, en el verano de 1989, exactamente el 28 de julio de 1989. Contaba con la producción de Paramount Pictures y estaba dirigida por Rob Hedden, quien también hizo el guión. Estaba protagonizada por Kane Hodder, Todd Shaffer, Tiffany Paulsen, Tim Mirkovich y Jensen Daggert entre otros.

Trama de Viernes 13 Jason vuelve… para siempre

Después de los acontecimientos sucedidos en Crystal Lake, suceden una serie de desafortunadas casualidades. El resultado es que Jason Vorhees vuelve a la vida desde su lecho marino y con más mala leche que nunca.

¿Qué es lo que hace? Pues nada, tranquilamente se va a Nueva York a sembrar el terror, como quien no quiere la cosa. Llega a Nueva York en un crucero (!?) y durante la travesía, cómo no, va haciendo de las suyas. Comienza por la sala de máquinas hasta el puente de mando, allí no queda títere con cabeza. Va dejando huella allá donde va y los supervivientes llevan el barco hasta la Gran Manzana.

La emoción y el terror están servidos. Un ser al que no le afectan las balas, los golpes, el fuego ni nada que se conozca, llega a la gran ciudad a hacer de las suyas. Tras un crucero de lo más macabro, Jason llega dispuesto a acabar con todo lo que se le cruce en su camino. Sin importarle lo que sea.

Acaba con todo menos con una de sus aterrorizadas víctimas que se meterá en un auténtico laberinto. Intentando escapar de Jason se adentra en la red de metro de la ciudad y en las cloacas. Está dispuesta a acabar con ese asesino de una vez por todas. ¿Podrá acabar con él?