Nos vamos a 1988 a recordar una película de las más sobresalientes de todo el panorama cinematográfico de la segunda mitad de los ochenta. Dos actores que hoy en día son dos auténticos pesos pesados, Dustin Hoffman y Tom Cruise protagonizaban esta película de corte dramático dirigida por Barry Levinson y con la banda sonora a cargo del genial Hans Zimmer.

Todos estos ingredientes, inmejorablemente preparados, le sirvió a esta película para hacerse con nada menos que cuatro estatuillas; mejor película, mejor director, mejor guión original y mejor actor por Dustin Hoffman. Seguro que muchos de vosotros ya sabréis de qué película se trata, “Rain man”.

Uno de los carteles oficiales de Rain Man

Tom Cruise da vida a Charlie Babbitt, un chico joven caprichoso y egoista que ansía recibir la herencia de su padre recién fallecido y de quien espera obtener una jugosa suma de dinero, pero se entera de que el beneficiario de todos los bienes de su padre es su hermano desconocido Raymond, interpretado por Dustin Hoffman.

Raymond es un hombre autista con una capacidad increíble para llevar a cabo complejas operaciones matemáticas y con una memoria increíble. Charlie no comprende por qué hace esto su hermano o qué es lo que realmente le ocurre. Un día decide irse con su hermano a conocer Estados Unidos, ese será el tiempo en el que conocerá más a su hermano y se irá olvidando poco a poco de su ansia por el dinero y bienes de la herencia.

Al principio de la película Tom Cruise parecía un poco perdido en su papel pero cuando entró en escena Dustin Hoffman la trama se fue volviendo cada vez más interesante y el veterano actor realizó uno de los papeles más memorables de su carrera gracias a su magistral interpretación, sus poses, su forma de caminar, de mirar… todo.

Una escena de la película

Además de un Oscar, Hoffman también ganó un Globo de Oro en esta película que más allá de una trama emocional despierta en el espectador sentimientos contradictorios, como al principio de la película entre los dos actores, pero que como ya comenté, poco a poco se va volviendo mucho más entrañable y prácticamente lo que no sea Hoffman o Cruise se vuelve secundario.

Seguro que más de uno de vosotros ha visto esta bonita película y quien no la haya visto pues recomendársela; con total seguridad no os arrepentiréis de esta producción, la mejor de 1988.