Uno de los eventos deportivos más famosos son las olimpiadas y las de los ochenta no estuvieron exentas de polémica, sobre todo por las de 1980 en Moscú y la de 1984 en Los Ángeles, por el boicot entre los países afines a las corrientes soviéticas, pero hoy no toca hablar de ello, toca hablar de una ciudad que pudo ser y finalmente se quedó con la miel en los labios.

Se había luchado mucho para que la ciudad japonesa de Nagoya fuese la que albergase los Juegos Olímpicos de 1988, pero como ya sabéis, al final no pudo ser y fue la ciudad coreana de Seúl la que se llevó el gato al agua. Esta era una de las noticias aparecidas en la prensa de 1981, donde se daba por favorita a la ciudad nipona.

“La ciudad japonesa de Nagoya se perfila como favorita para organizar los Juegos Olímpicos de verano de 1988. Seúl, única ciudad candidata rival de la japonesa, una vez que Melbourne ha retirado su candidatura, está muy distanciada de Nagoya en la campaña por la nominación y se espera que los votos para esta última ciudad sean masivos en el congreso olímpico de Baden-Baden, el próximo 30 de septiembre”.

Vista actual de Nagoya

“La presentación de Nagoya recibió una reacción favorable de las federaciones deportivas internacionales, que ayer se reunieron en Lausana con el órgano ejecutivo del Comité Olímpico Internacional. Japón tiene ya la experiencia de haber albergado los JJ OO de 1964, en Tokio, y los juegos invernales de 1972, en Sapporo, según recordó el presidente del Comité Organizador de Nagoya, Ryotaro Azuma. Los juegos de 1964 son recordados como los de más éxito en el olimpismo moderno, aunque Azuma recordó a las federaciones que no puede negarse que las cosas han cambiado en casi veinte años”.

De celebrarse en Nagoya, los juegos ocuparían los días entre el 8 y el 23 de octubre, período en el que la temperatura media en Nagoya es de veinte grados. El comité tiene previstas 31 instalaciones para la competición, de las que veintiuna ya están en funcionamiento. La mayoría de ellas se encuentran en un radio de veinte kilómetros”.

Después de mucha lucha y de haber invertido una gran cantidad de yenes, Nagoya tuvo que conformarse con otra clase de eventos, obviamente, con mucho menos tirón que unos Juegos Olímpicos.