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En el año 1980 se estrenaba una película que poco o nada tenía que ver con lo que se había visto hasta entonces, una comedia irreverentemente absurda que dejó muy buenas críticas, tanto que hubo incluso hasta una secuela, su título era Los dioses deben estar locos.

Esta película nos llegaba directamente desde Sudáfrica, estaba dirigida por Jamie Uys y protagonizada por N!Xau, Marius Weyers, Sandra Prinsloo, Nic de Jager y Louw Verwey entre otros. Fue distribuida por la 20th Century Fox y seguro que más de uno de vosotros y vosotras se acordará de tan peculiar trama.

El piloto de una avioneta que sobrevuela una zona de África se bebe una Coca-Cola y tira la botella por la ventanilla. Le cae muy cerca a un bosquimano que considera que eso es un regalo de los dioses, pero no sabe lo que ha hecho al llevar esa botella al poblado, desencadenará las situaciones más extrañas que se puedan imaginar.

Es una película rara en algunos momentos pero en otros resulta verdaderamente hilarante, con un clásico toque de humor absurdo británico. El protagonista, un bosquimano de verdad, emprende una ruta para alejar la botella de su poblado y deshacerse de ella arrojándola por unas cataratas.

En esta película se desarrolla otra historia paralela además de la del protagonista; un biólogo de la zona intentará ligar con Kate, una profesora que le ha vuelto loco y no sabe qué hacer para conquistarla, a ello se le suma que es un auténtico patoso, provocando situaciones verdaderamente absurdas.

No es la mejor película de 1980, eso os lo aseguro,pero es de esa clase de peliculas que una vez comienzas a verla necesitas ir un poco más allá para saber cuál es el desenlace, algo que seguramente os ocurrirá cuando tengáis la oportunidad de verla, y cuando os hayáis dado cuenta habréis llegado al final y habréis pasado al menos un rato entretenido.