La tumba de las luciérnagas (火垂るの墓 Hotaru no Haka) es una película de animación japonesa dirigida por Isao Takahata y producida por Studio Ghibli. Se estrenó en 1988 junto con Mi vecino Totoro, otra obra maestra del estudio, pero con un tono muy diferente. Mientras que Totoro es una historia de fantasía y ternura, La tumba de las luciérnagas es un drama desgarrador y realista sobre los horrores de la guerra.

La película está basada en la novela homónima de Akiyuki Nosaka, publicada en 1967, que a su vez se inspira en las vivencias del propio autor durante la Segunda Guerra Mundial. Nosaka perdió a su hermana pequeña por desnutrición tras los bombardeos de Kōbe y se sintió culpable por no haber podido salvarla. La novela y la película son una forma de expiar su culpa y rendir homenaje a su hermana.

La historia

La historia se centra en dos hermanos, Seita y Setsuko, que quedan huérfanos y sin hogar tras un ataque aéreo que destruye su casa y mata a su madre. Su padre es un oficial de la marina que está en el frente y del que no tienen noticias. Los niños buscan refugio en casa de una tía lejana, pero ella los trata con desprecio y les reprocha que no contribuyan a la guerra. Ante esta situación, Seita decide marcharse con Setsuko y vivir por su cuenta en un refugio improvisado junto a una cueva.

Los hermanos intentan sobrevivir como pueden, alimentándose de lo que encuentran o roban, pero la escasez de comida y medicinas hace mella en su salud. Seita trata de proteger y animar a Setsuko, que es muy pequeña e inocente, pero cada vez se siente más impotente y desesperado. La película muestra con crudeza el sufrimiento y la muerte de los civiles durante la guerra, así como la indiferencia y el egoísmo de la sociedad.

La tumba de las luciérnagas es una obra maestra de la animación que ha sido aclamada por la crítica y el público como una de las mejores películas sobre la guerra y una de las más conmovedoras de la historia del cine. El renombrado crítico Roger Ebert la incluyó en su lista de las mejores películas de todos los tiempos y dijo que era «una experiencia emocional tan poderosa que fuerza un replanteamiento de la animación».

La película tiene un estilo realista y detallado que recrea fielmente el ambiente y los escenarios de la época. El uso de la luz y el color crea un contraste entre las escenas bélicas, oscuras y violentas, y las escenas domésticas, luminosas y tiernas. La música, compuesta por Michio Mamiya, acompaña con delicadeza y sensibilidad las emociones de los personajes.

La tumba de las luciérnagas es una película que no deja indiferente a nadie y que invita a reflexionar sobre el sentido de la vida, el valor de la familia y el horror de la guerra. Es una película que hay que ver al menos una vez en la vida, pero que también hay que estar preparado para verla, pues es muy dura y triste. Es una película que te hará llorar, pero también te hará pensar.