Continuo con los deportes y hoy voy a abordar una disciplina que hasta el momento no ha tenido cabida aquí en nostalgia80.com, los saltos de trampolín. Y ya que es la primera vez que hablo de este tema, qué mejor que hacerlo con uno de los mejores del mundo, Greg Louganis.

Nació el 29 de noviembre de 1960 y poco tiempo después fue adoptado por Peter y Francis Louganis, un matrimonio que vivía en San Diego. Sus padres optaron por llevarlo a clases de ballet junto a su hermana, así como a clases de natación y gimnasia, para tratar de controlar el asma del pequeño.

Greg Louganis frente a su madre adoptiva

Además de ser asmático, Louganis sufría de dislexia y muchos le tachaban como un niño con cierto retraso mental, pero su madre fue su principal apoyo y fue ella la que le animaba a continuar asistiendo a las clases, mientras que su padre le daba de lado. Estas clases no solo ayudaron notablemente a la mejora de su salud, también fueron tremendamente útiles para que poco a poco se fuera forjando como uno de los mejores deportistas de todos los tiempos.

Tal fue su afán de superación que llegó a convertirse en una de las leyendas olímpicas, siendo dirigido por el doctor Sammy Lee, un ex-medallista olímpico, quien se ofreció gentilmente a enseñarle todo lo que sabía a cambio de que el joven Louganis le limpiase su piscina.

Su progresión se podría decir que fue realmente meteórica dado que cuando contaba con tan solo 16 años ya compitió en los Juegos Olímpicos de Montreal de 1976 y ganó la medalla de plata en plataforma quedando detrás de otra de las leyendas de los trampolines, el italiano Klaus Diablisi, quien se hizo con el oro por tercera vez consecutiva.

Antes de uno de sus saltos olímpicos

A causa del boicot de Estados Unidos a los Juegos de Moscú de 1980, Louganis se perdió la cita olímpica, pero a pesar de ello y tras haber participado en otras competiciones de menor bagaje, se hizo con el título de campeón del mundo, haciéndose, por méritos propios, un hueco entre la élite mundial.

Hasta aquí llega esta primera entrega dedicada a este fantástico saltador y clavadista, que siempre será recordado por algo que volveremos a vivir en el siguiente post.