Hoy echando la vista atrás, como dirían en una canción, intenté recordar uno de los entretenimientos más absurdos de los años ochenta y bueno… la verdad es que había algunos que eran atroces y otros pues bueno, era la época y era lo que se llevaba, pero había algunos que eran de lo más curioso.

Seguro que muchos de vosotros os acordáis de Enrique y Ana y sus canciones como “Coco Guagua”, “Amigo Félix” y todas esas, pero… ¿Os acordáis de aquel “juguete” que presentaron cantando una canción titulada “Disco chino”? Jajaja, me hace gracia porque recuerdo que mi madre me lo compró y no me duró nada más que un día porque mi hermano y yo nos peleamos y me lo rompió.

Esa fue la duración de mi fantástico super disco chino, media tarde o poco más. La cosa parecía entretenida pero creo recordar que cuando llevabas un rato con el palito sacudiendo el plato de marras te acababas aburriendo y sobre todo, cansando el brazo.

Enrique y Ana con el LP del Super Disco Chino

Pero era una barbaridad ver a los niños en el recreo con el maldito super disco chino zarandeando el trozo aquel de plástico. ¡El recreo se había convertido en una gran pista de circo! Había gente tan habilidosa que podía hacerlo con dos discos. Yo, bastante patoso conseguía que diese unas cuantas vueltas antes de que saliera despedido por ahí a cualquier lado.

Super disco disco disco disco disco…. filipinooo” Así era lo que cantaban, o creo que era así, Enrique y Ana mientras una horda ingente de críos inundaba la pantalla del televisor con el susodicho invento, algo que pasará a la posteridad, como aquel juego llamado la Botibota, donde Botilde, protagonista de un famoso programa de televisión llamado “1, 2, 3, responda otra vez”, pero eso ya es otra historia de la cual hablaré más adelante.