De los ochenta hay infinidad de iconos que poco a poco vamos plasmando en los post, pero si hay uno que creo que tuvimos todos o al menos la gran mayoría de chicos (chicas no conozco ninguna que haya tenido el objeto sobre el que voy a hablar hoy) es el reloj calculadora. ¿Quien no ha vacilado a sus amigos alguna vez con este verdadero “avance tecnológico”?

Muchas eran las muñecas de los chicos de los ochenta que lucían un aparato como este, símbolo de la modernidad, aunque verdaderamente era bien poca la gente que usaba su calculadora, lo importante era tenerlo, como el resto de la gente, e ir a la moda, que era de lo que se trataba.

Tanto si eran de plástico negro o de metal, el tema era tener el famoso reloj calculadora y si además era de los últimos modelos, siempre podrías contar con cronómetro, algo que todos usábamos para hacer el tonto cronometrando a nuestros amigos en una carrera o a nosotros mismos para ver cuanto tardábamos en llegar del colegio a nuestra casa para zamparnos el bocata de Nocilla o cualquier otra delicia más castiza como un buen chorizo.

Aspecto del famoso reloj calculadora de Casio

Aunque hasta hace unos años esos relojes estaban destinados para lo que podríamos denominar… gente nerd o más comúnmente llamados frikis, o incluso gente que por vagancia o porque aún seguía funcionando el reloj, pero la cosa es que ahí estaba, impertérrito, como si el tiempo no hubiese pasado por este reloj. ¿Paradójico no?

Pues ahora vuelven a estar de moda gracias a este ciclo que vuelve con aire retro y que rescata de nuevo, como cada determinado tiempo, algunas de las cosas más usadas y populares de los años ochenta en este caso.

Regalo de cumpleaños, de comunión o por haber sacado buenas notas, cualquier excusa era buena para que familiares te agasajaran con este reloj, que estuvo un tiempo en el olvido y que vuelve con más fuerza que nunca.

¿Nos compramos uno?