Nadie duda que en la década de los ochenta se inventaron un montón de cosas útiles y otras que verdaderamente no servían para nada, una tónica general que parece que se mantiene hasta nuestros días, aunque ahora con más descaro que antes. En la década de los ochenta cualquier cosa que tuviera implícita la más mínima tecnología era algo digno de tener y eras la envidia de todos los compañeros de clase.

Recuerdo que en los ochenta estuvo muy de moda una película llamada “Loca Academia de Policía”, que posteriormente comenzaron a sacar segundas partes, terceras, cuartas, quintas… y en todas ellas, o al menos en las que yo recuerdo, aparecía un policía gigantón llamado Bubba que era capaz de imitar cualquier clase de sonido.

Pues lo que hoy traigo a nostalgia80.com es un pequeño llavero que era capaz de emitir diferentes sonidos dependiendo del botón que pulsásemos de los ocho con los que contaba este curioso aparato. Sirenas, metralletas y una limitada variedad de sonidos salían estridentemente del pequeño altavoz de este llavero.

Aspecto del llavero acústico

Todo el mundo quería tener uno y sentirse especial con aquellos sonidos de aquel aparato que por aquel entonces era un perfecto alarde de la tecnología para nosotros, ilusos que desconocíamos que había más vida fuera de nuestra televisión, calle, patio de colegio o parque.

Al final este artículo pasó sin pena ni gloria por nuestra infancia, dado que un día te gustaba, otro también, pero al tercero llegabas a aborrecer esos sonidos que llegaban a enojar hasta a quien pulsaba los botones…

Otro día continuaré con más cosas absurdas de nuestra década.