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Seguimos con películas de principios de los ochenta y en esta ocasión le llega el turno a un clásico como El cartero siempre llama dos veces, una película basada en la novela homónima del año 1934 y escrita por James M Cain y de la que seguro que todos recordaréis la más que tórrida escena de la cocina.

Anteriormente se había rodado otra versión en el año 1946 con Lana Turner como protagonista femenina aunque la versión de la que hablo hoy estaba más trabajada. Estaba basada en un guión de David Manet, dirigida por Bon Rafelson y protagonizada por Jack Nicholson y Jessica Lange.

La trama nos presenta a Frank, una persona con una vida no demasiado ordenada, quien entra a comer en un local en una zona rural de California y finalmente se queda a trabajar allí. Aquel local está regentado por Cora, una bella y joven mujer casada con Nick, un hombre griego de más edad que ella.

Con el tiempo, Frank y Cora comienzan a tener una relación, hasta que Cora se harta de la situación porque se da cuenta de que no quiere al hombre con el que está casado y ella quiere ser la propietaria del local donde trabaja y poder hacer mejoras-

Para ello idean un plan para asesinar a Nick y poder comenzar una vida juntos sin que ella pierda el local y aunque su primer intento falla, al final lo consiguen.

El fiscal sospecha lo que ha ocurrido y aunque no tiene pruebas para demostrarlo decide acusar a Cora por el crimen, con lo que conseguirá enfrentarse con Frank, pero un truco del abogado de Cora consigue  evitar que su autoconfesión llegue a manos del fiscal y al final Cora quedan en libertad.

Finalmente, tanto Frank como Cora consiguen arreglar su situación pero cuando todo parece que va a salir como esperan, la trama da un giro inesperado.