El 15 de octubre de 1978, tras un cónclave, el cardenal polaco Karol Wojtyla fue elegido como Papa, algo que rompía con la larga tradición de 400 años de elegir Papas de procedencia italiana. Wojtyla sería investido como Sumo Pontífice el 22 de octubre de 1978, asumiendo el nombre de Juan Pablo II.

Aquí comenzaba el “mandato” de uno de los líderes de la iglesia más recordados y queridos por millones de personas en todo el mundo. Y hoy vamos a recordar uno de los acontecimientos más tristes ocurridos en la década, de muchos que hubo, y donde estuvo a punto de perder la vida este querido Papa.

Durante 1981, Juan Pablo II estaba en el Vaticano mientras estaba en un vehículo abierto y Mehmet Ali Ağca, ciudadano de origen turco que se encontraba en esos momentos en el mismo lugar que el Papa, disparó al pontífice hiriéndolo en mano, brazo y abdomen. Ağca fue reducido al instante por los agentes de seguridad mientras trasladaban a Juan Pablo II al hospital con carácter de urgencia.

Instantes antes del atentado

Aunque en un principio todo apuntaba a lo peor, el Papa se recuperó y pudo ir a visitar a su agresor dos años después de los hechos a la cárcel donde éste se encontraba y lo perdonó, no solo una vez, sino en dos ocasiones recibió el perdón del propio Papa.

Hasta el día de hoy no se sabe a ciencia cierta cual o cuales fueron las razones para disparar a este adalid de la Iglesia. Unos rumores apuntan a que Ağca trabajaba para los servicios de seguridad de algún país de Europa del Este durante la época soviética y que sus órdenes eran acabar con la oposición de Juan Pablo II contra el régimen comunista, pero no se llegó a confirmar nada.

Por su parte, el agresor llegó a confesar que su verdadera intención era herir al Papa y no matarlo, pero ya no se podrá verificar la razón, dado que se ha pasado desde entonces en la cárcel, aunque ha salido en un par de ocasiones pero su libertad fue rechazada y actualmente sigue cumpliendo condena además de por este, por otros delitos, y según un examen médico, mentalmente está desequilibrado

Otro capítulo más de la historia de los años ochenta.