Vuelvo a la carga con los deportes en los ochenta y en esta ocasión vamos a recordar a la que fue conocida como la “gimnasta perfecta” (a excepción y con permiso de la gran Nadia Comaneci) Estoy hablando de Yelena Lvovna Shushunova, una estupenda gimnasta nacida el 23 de abril de 1969 en Leningrado, hoy San Petersburgo. Representó a la extinta Unión Soviética y llegó a ser campeona olímpica, mundial y europea en nuestra década favorita.

Su debut internacional nos remonta a los europeos junios en Ankara (Turquía) en 1982 donde debido a su inexperiencia y posiblemente a los nervios de una primera vez, quedó en un más que discreto 15º puesto de la competición general, aunque destacó y llamó la atención de grandes entrenadores por su victoria en suelo. En 1983 obtuvo buenos resultados, también en suelo, en los campeonatos de la Unión Soviética, quedando primera o en la Spartakiada de Moscú con un tercer puesto.

Yelena Shushunova, la «gimnasta perfecta»

Se preparó a conciencia para los Juegos Olímpicos de Los Ángeles de 1984, pero como ya conoceréis, Rusia y países aliados no asistieron a esta cita como boicot y represalia al boicot sufrido en Moscú 1980 donde tampoco se presentaron estadounidenses ni países aliados. Obviamente, Shushunova se perdía este importante evento.

Pero como alternativa a la cita olímpica se presentaron, tanto la Unión Soviética como aliados, a los conocidos como Juegos de la Amistad, un evento alternativo que se celebró en Olomouc (Checoslovaquia) además de otros lugares,  y donde terminó en tercera posición, ganando mucha fama, dado que por aquel entonces, las soviéticas eran las mejores del mundo en cualquier disciplina gimnástica.

Un año después se convirtió en una de las mejores gimnastas del mundo tras llevarse el oro en los Campeonatos de Europa celebrados en Helsinki y también haría lo mismo en los Campeonatos del Mundo celebrados ese mismo año en Montreal, aunque compartiría este título porque terminaría empatada a puntos con su compatriota Oksana Omelianchik, quien hizo un ejercicio tremendamente difícil.

Oksana Omelianchik y Yelena Shushunova compartiendo podium en 1985

En la siguiente entrega veremos como las gimnastas rumanas, quienes comenzaron a irrumpir en el mundo de la gimnasia con gran fuerza en la segunda mitad de los ochenta, se lo pondrían difícil a la siempre sonriente Shushunova y conoceremos qué ocurrió con ella en los Juegos Olímpicos de Seúl de 1988

¡Hasta el siguiente post!