En la anterior entrega nos habíamos quedado en el lanzamiento de su primer mini-LP que se grabó en tan solo 18 horas. Su promoción fue realmente mínima, pero aún así y contra todo pronóstico, el disco se vendió y el año siguiente, la misma compañía que les dio esta oportunidad, DRO, se la volvería a dar con la grabación de un nuevo LP.

Para ello decidieron contar con una mejor producción y decide contratar a un productor, que estaba entre Ariel Roth, ex de Tequila y Mario Gil, de Paraíso y posteriormente de La Mode. Al final se deciden por éste último y comienza la gestación del disco llamado “El Balneario”, que se lanzaría en mayo de 1988.

La pingüinettes y el pingüino

Este disco contaría con sencillos como “Atrapados en el ascensor” y “Perestroika”. Y con estos y otros temas, en el verano del 88 el grupo se iría de gira ganando más éxito y con la adhesión al grupo de las conocidas como “pingüinettes”, un grupo de amigas de José Luis que aceptarían ese trabajo de acompañar al pingüino durante todo aquel verano y varios conciertos posteriores.

Llega 1989, año en el que se lanza su tercer trabajo, titulado “Disfrutar con las desgracias ajenas” y en éste se encuentran temas como “Trabajando en la carretera”, “Arqueología en mi jardín” o “La balada de Benito Carrizosa” entre otras. Y también ese mismo año entra a formar parte visible del grupo Mario Gil, quien había producido este tercer disco de Un pingüino en mi ascensor y Santiago Racaj, uno de los personajes más queridos por los componentes de este grupo.

Una de sus apariciones más recientes

Y finalmente en septiembre de 1989, José Luis, el pingüino, es llamado para hacer el servicio militar, lo que ocasionaría un stop en la carrera musical de aquel grupo tan simpático que nos alegró aquella década con sus letras, aunque posteriormente volverían a la carga el año siguiente, pero eso ya… pertenece a otra década.