¿Quién no recuerda aquellos aparatosos cajones de madera que pretendían ser un simulador de coches en los salones recreativos? Uno de ellos fue Out Run, juego del que ya hablamos hace bastante tiempo en nostalgia80.com y que tenía tanto versión para jugar de pie como sentado.

Hoy recordamos su secuela, Turbo Out Run, también con las mismas versiones. Yo siempre preferí la de jugar sentado porque nos daba la sensación de conducir, algo increíble para los que éramos unos críos. Un amplio asiento, palanca de cambios, pedal de acelerador y freno una enorme pantalla y música por doquier.

En esta ocasión volveríamos a conducir un Ferrari, pero no el Testarossa como en el juego predecesor sino un F40 y lo haríamos por las carreteras de Estados Unidos, siempre corriendo contra el cronómetro y con un nuevo aliciente, lucharemos contra un rival que nos quitará a nuestra rubia acompañante en caso de que perdamos.

Screenshot de una de las etapas del juego

Nuestro objetivo era llegar desde Nueva York a Los Ángeles antes que nuestro rival, quien conducía un Porsche 911. Otro de los nuevos alicientes es que contábamos con un turbo sobrealimentado, lo cual nos permitiría acelerar a máxima velocidad durante un espacio limitado de tiempo, algo así como el óxido nitroso, pero debíamos tener cuidado de no seguir pulsando el botón de turbo cuando el motor se calentase demasiado dado que podría explotar y por consiguiente… Game Over.

Y para hacerlo más fácil, o no, cada cuatro etapas había un intermedio que nos permitía elegir una característica especial para nuestro coche, neumáticos de alta adherencia, un turbo especial que refrigeraba más rápido o un motor más potente.

¿Cuántos de vosotros terminasteis el juego?