Entre los años 1986 y 1987 se emitió una serie titulada Stingray que nos contaba la historia de un misterioso personaje que tenía como alias Ray. Ese era el pseudónimo que usaba para poner anuncios en el periódico ofreciendo su ayuda a quien pudiese necesitarla, con el típico prefijo telefónico que aparece en las series americanas, el 555, algo usado desde siempre dado que no hay numeración que corresponda a ese prefijo.

Nadie sabía realmente su nombre, sólo el alias del periódico, pero siempre ayudaba a todo el mundo a cambio de algo sencillo, que cuando el misterioso personaje lo necesitase, el favor le fuese devuelto.

El protagonista de la serie era Nick Mancuso y la serie fue creada por alguien del que hablé hace muy poco tiempo: Stephen J. Cannell y la música corría a cargo de dos pesos pesados de la industria de la televisión, el desaparecido Pete Carpenter y Mike Post, de quien recordamos sintonías como la de Canción triste de Hill Street, Policías de Nueva York, Magnum P.I o Ley y Orden entre muchas otras.

Nick Mancuso con su Stingray

El misterioso personaje era un estupendo conductor además de ser maestro de artes marciales y especialista en ocultar su identidad, pero si por algo destacaba y que hacían completamente diferente a este anómalo personaje era que podía disminuir el ritmo cardiaco para hacerlo prácticamente imperceptible, contaba con memoria fotográfica, una increíble velocidad leyendo, experto en informática capaz de acceder a cualquier sistema y alterar datos o eliminarlos a su antojo.

Con estas credenciales se esperaba mucho de una serie como esta, pero a la gente pareció no convencerla demasiado aunque se alargó durante 24 capítulos que hoy forman parte de nuestro recuerdo colectivo sobre los años ochenta.