Regreso al mundo de la publicidad y nos vamos al año 1983 donde hacía aparición en el mercado un modelo de automóvil que a día de hoy se sigue fabricando, pero claro está con muchísimas más mejoras que en el primer modelo de la fábrica alemana Opel. Estoy hablando del Opel Corsa y del Opel Corsa TR y donde vamos a recordar cómo nos lo vendían en aquel año.

“Un diseño único, en dos y tres volúmenes, obtenido por depuradas técnicas y costosos programas de computador, que consiguen uno de los coeficientes de penetración aerodinámica más bajos en los coches de su categoría: 0,36. Así el nuevo Opel Corsa corta literalmente el viento, con un consumo de 5,1 litros a 90 Km/h y es capaz de alcanzar con su motor 1.2 los 152 Km/h con total seguridad”.

“Porque el nuevo Opel Corsa tiene lo mejor y más avanzado de la ingeniería alemana Opel. Motor transversal y tracción delantera, maniobrabilidad. Culata de aluminio, mayor resistencia al calor. Válvulas en cabeza con compensadores hidráulicos, sin reglaje. Alimentación de flujo cruzado, mayor economía. Encendido electrónico, sin puestas a punto”.

El Opel Corsa y Opel Corsa TR. ¡Existen!

“Suspensión delantera independiente tipo McPherson, muelles bicónicos, amortiguadores telescópicos, barras estabilizadoras, doble circuito de frenos, servofreno, para una estabilidad, seguridad y agarre únicos en cualquier situación”.

“Con un confort total. Dentro de unas dimensiones exteriores mínimas, y en sus dos versiones, el Opel Corsa ofrece un espacio exterior espectacular y de fácil acceso: 5 cómodas y confortables plazas con todo lo necesario para que el más largo viaje se convierta en el más agradable de los paseos.”

“Visibilidad excepcional, panel completo de a bordo, climatización regulable, reposacabezas en los asientos delanteros, un amplísimo maletero (430 litros en el Opel Corsa TR y hasta 845 en el Opel Corsa con los asientos abatidos) son detalles standard del nuevo Opel Corsa que muchos coches de lujo no tienen. No se conforme con verlo. Existe y usted puede tenerlo.”

Con esta retahíla que nos soltaban en la prensa y una versión bastante más reducida en los anuncios de la televisión, acabábamos completamente convencidos de que aquel era el mejor coche del mundo. ¿o no?