¿Os acordáis de la EGB? Seguro que a muchos de vosotros y vosotras os pasa lo mismo que a mí, lo echáis de menos. ¿Qué sería de tu compañera de pupitre? ¿Cómo serán ahora? Yo echo de menos a casi todos mis compañeros a excepción de los dos kinkis que siempre se sentaban al fondo y cuando nos íbamos al recreo se dedicaban a burlar la vigilancia de la profesora para hacer sus hurtos de material escolar.

Y es de material escolar de los años ochenta de lo que hoy os voy a hablar. ¿Quién recuerda los bolígrafos multicolores? Además del tradicional BIC, el cual se usaba mucho para escribir como el azul y el negro, el rojo para subrayar y el verde… bueno también había uno verde (con ese escribía yo, a pesar de que Amelia y Josefina, mi tutoras me regañaban porque ese color no era apropiado según ellas).

La verdad es que era una lata tener el plumier lleno de bolígrafos diferentes, uno azul para escribir y el otro azul de reserva por si se estropea el primero, otro para subrayar, otro para… Todo se acabó cuando llegaron a los kioscos y librerías aquellos bolígrafos de cuatro tintas que con tan solo accionar un pequeño botón ya tenías el color deseado con el que escribir, sinceramente algo muy útil, aunque para mí nunca llegaron a escribir como el BIC.

Diez colores tenía el «bolígrafo»

Y con el tiempo llegó la mayor de las aberraciones, un bolígrafo que parecía un juguete sexual femenino que contenía nada menos que diez colores en su interior, cada cual más aberrante para un bolígrafo como azul turquesa o marrón… y la tinta… ¡estaba perfumada!

Estaban bien para subrayar o para garabatear la libreta o el libro de tu compi de pupitre, pero cuando llevabas media hora escribiendo con semejante armatoste ya te dolían las articulaciones de todo el antebrazo.

Aún así, con toda su incomodidad, tuvo mucho éxito a mediados/finales de los ochenta y hoy en día es posible encontrarlos en las populares tiendas de los chinos por poco menos de dos euros. ¿Vosotros cual tuvisteis?