Seguro que en muchas ocasiones recordáis aquellos años ochenta que tanto os marcaron en vuestra infancia. ¿Recordáis los salones de juegos? Aunque hoy en día hay máquinas recreativas Lleida con gráficos y sonidos impresionantes, los ochenta fueron su germen.

Las máquinas recreativas más recordadas de los ochenta

Si haces algo de memoria, recordarás muchas de las máquinas que te entretuvieron durante horas. ¿Te has preguntado cuántas monedas de 25 pesetas te habrás gastado en las recreativas? Posiblemente un montón de dinero disfrutando de juegos como Wonder Boy.

Se trataba de un arcade de scroll horizontal y de plataformas considerado como uno de los clásicos del género. La misión era rescatar a nuestra novia y para ello tendríamos que ir pasando pantalla tras pantalla. Debíamos enfrentarnos a un gran número de enemigos y como buen arcade, debíamos enfrentarnos a un jefe de zona cada cuatro pantallas.

Para hacerlo más dinámico, no podíamos volver atrás según íbamos avanzando. Asimismo, teníamos un contador de vida que poco a poco iba bajando hasta que moríamos. Para rellenarlo deberíamos comer las frutas que van apareciendo en la pantalla.

Otro arcade de la época ochentera era Rygar, un juego de scroll horizontal en el que dábamos vida un guerrero. Teníamos que ir en busca del malvado Ligar, quien con sus criaturas estaba azotando la tierra de Argool. Para ello contábamos con un escudo que lo lanzábamos y volvía. Además, en algunas ocasiones podíamos conseguir superpoderes que hacían que el escudo fuera más potente. Un juego bastante difícil, pero muy adictivo.

¿Te acuerdas de After Burner?

Una de las máquinas más llamativas de todos los salones recreativos de los ochenta fue After Burner. Un simulador de un caza de combate de lo más original dado que al mover la palanca, el asiento se movía. Con ello se conseguía simular más realismo, lo que sumado a una vertiginosa animación gráfica y unos efectos de audio excelentes, hacían de esta máquina un éxito, aunque lo difícil que era y que costaba 50 pesetas… siempre se optaba por otras alternativas.

Super Sprint era otro divertido y adictivo juego de los salones recreativos. Contaba con 8 circuitos y el objetivo era quedar el primero en una carrera de tres vueltas cada una. A medida que íbamos avanzando en el juego, los contrincantes eran más rápidos y todo era más complicado.

Slap Fight era un juego de naves en la que había que acabar con todo lo que aparecía en la pantalla para ir avanzando. Durante el juego podríamos ir consiguiendo extras que harían que nuestra nave se hiciera más grande y con más poder. Nos enfrentábamos a naves pequeñas, acorazadas y los clásicos jefes finales con un ritmo trepidante, una música que aumentaba de velocidad de intensidad cuando las cosas se ponían feas y una gran adicción.

Estas son solo cinco juegos de los salones recreativos de los ochenta. No podemos olvidarnos de otras como Operation Wolf, Green Beret, Xain’d Sleena, Street Fighter, Ghost’n Goblins y muchos otros.

¿Cuál era tu favorito?