Algo que ha estado muy presente durante la época de colegial, no solo de los que estudiamos la E.G.B en los ochenta sino de generaciones anteriores y también posteriores, aunque cada vez menos frecuente, fueron las colecciones de cromos de prácticamente cualquier cosa.

Recuerdo con añoranza, los cromos de fútbol, de series de dibujos animados y de toda la parafernalia televisiva que día sí y día también nos tragábamos en el salón de casa. Eran otros tiempos, pero donde siempre aparecían cada poco las colecciones de cromos de cualquier compañía que se preciase, donde los más buscados eran los del fútbol.

Las chicas también tenían sus propios cromos, aunque no sabría decir a ciencia cierta de qué temática eran éstos. Ya se sabe que cuando eres un crio, eres un completo machito y no quieres saber nada de chicas, al menos en los primeros años de la enseñanza, pero vamos, que ellas también tenían los suyos.

¿Cuantas colecciones teníais?

Recuerdo que muchas veces, se ponían unos chicos a la puerta del colegio regalando álbumes y uno o dos paquetes de cromos que hacían de gancho para que cuando llegásemos a casa comenzásemos nuestra cruzada particular para que nuestros padres nos diesen cada día dinero para comprar el dichoso paquetito de cromos.

También recuerdo la evolución, la cual llegaría con unos chicles que apenas recuerdo y cuya marca era algo así como “Zambo” y con cada uno daban una pegatina de una marca deportiva. Cuando completases el álbum que te regalaban con todas las pegatinas, tenías derecho a elegir unas deportivas de la marca que hubieses elegido.

Obviamente ni a mí ni a nadie que conociese le llegó a tocar semejante premio, pero era igual, nosotros seguíamos machacándonos las muelas con aquella ingesta de azúcar con tal de conseguir ese cromo que nadie más había tenido en sus manos.