Comenzamos este último post dedicado a la estrella de los Celtics de Boston Larry Bird y lo hacemos trasladándonos al año 1986, donde el equipo de Boston finalizó la temporada regular con un estupendo balance de 67 victorias frente a sólo 15 derrotas, convirtiendo esta temporada en la mejor realizada por la era Bird.

En esta temporada Bird fue seleccionado de nuevo como uno de los mejores MVP de las finales, consiguiendo por tercer año consecutivo el tercer MVP, igualando a Bill Russell y Wilt Chamberlain, dos de los pivots más importantes de la década de los sesenta y los únicos que consiguieron esta gesta deportiva.

Un año después los Celtics se presentarían en la última final de la era Bird donde tuvieron que luchar antes contra los Milwaukee Bucks y los Detroit Pistons, pero cayeron en la final contra los Lakers y un año después los Celtics perdieron ante los Pistons en la final de la Conferencia Este.

Rivales en la cancha, amigos fuera de ella

Algo que caracterizó a las finales entre los angelinos y bostonianos fue la gran expectación que levantaban, donde en cada encuentro que disputaban se batía un récord de audiencia televisiva. Otro dato a tener muy en cuenta es que a pesar de la extrema rivalidad entre Magic Johnson y Larry Bird eran grandes amigos fuera de las canchas de juego.

En 1988 llegaría el ocaso de Bird tras una grave lesión en sus talones que le hizo pasar por el quirófano y aunque se perdió la temporada pudo regresar a la siguiente pero con problemas de espalda unidos a que los Celtics tenían una plantilla cada vez más vieja, su carrera estaba llegando a su fin aunque se mantuvo fiel a su estilo de juego y siendo la cabeza visible del equipo de Boston hasta que llegó su retirada, pero no sin antes participar en aquel mágico “Dream Team” que nos hizo vibrar en las Olimpiadas de Los Ángeles de 1984 donde se vieron las caras a una osada selección española, que también hizo historia al hacerse con la plata.