El tema de los derechos de autor, algo que tan de moda está, es bastante viejo y a los hechos me remito, he buscado entre muchas hemerotecas y he encontrado una noticia del 7 de marzo de 1983, donde podemos comprobar cómo las cosas de la SGAE, los derechos de propiedad intelectual y del pirateo de obras.

“La facilidad para reproducir películas y el inexistente control de los centros de venta y alquiler de vídeos son las dos causas fundamentales que facilitan el reciente auge de este mercado ilegal. De hecho, en la SGAE se han recibido denuncias de numerosos ciudadanos que protestan por las malas condiciones en que se encuentra una determinada película que ha sido vendida fuera de los canales comerciales controlados”.

“La calidad visual y sonora de estas cintas deja mucho que desear, por cuanto algunas de ellas han sido grabadas en las mismas salas de proyección. Este parece ser el caso de E. T. El extraterrestre, de Spielberg, de la que circulan copias que pueden comprarse por 2.000 pesetas.Al parecer, se trata del mismo problema ocurrido -y ya denunciado- con las cintas magnetofónicas”.

La piratería y los ladrones llevan tiempo entre nosotros

“Según Emilio Martínez Jiménez, la producción pirata de casetes se realiza fuera de España y entra con la etiqueta de cintas vírgenes. En este caso, la SGAE ha pedido actuaciones policiales para requisar el material en las aduanas; pero, por el momento, no tienen noticias de que se haya realizado ninguna incautación importante”.

“Respecto a la denuncia recibida en el Senado sobre la presuntamente irregular distribución de los derechos de autor, Emilio Martínez Jiménez afirma que todo el colectivo denunciante se reduce a tres o cuatro personas vinculadas a la junta directiva de la ya extinguida sección musical de la SGAE, que en 1977 fueron sancionadas por beneficiarse de un reparto fraudulento de quinientos millones de pesetas en concepto de beneficios de derechos de autor por la audición de sus obras en las discotecas”.

Como veis el tema no es algo nuevo sino que también se daba bastante durante la década de los años ochenta.