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En el año 1978 comenzaría una de las sagas cinematográficas de terror más recordada por muchos, Halloween. A pesar de no ser tan famosa como otras, esta serie de producciones tuvo su público. Hoy queremos recordar la segunda parte, Halloween 2: Sanguinario, de 1981.

Halloween 2: Sanguinario, la estela de los slasher

En la primera mitad de los años ochenta, los slasher films estaban de moda. Es decir, una película donde el malo de turno utilizaba un cuchillo de grandes dimensiones para defenestrar a todos. Si os gusta la sangre y los asesinatos sin ton ni son, es una buena opción para pasar el rato.

La película estaba dirigida por Rick Rosenthal pero siempre bajo el amparo del genial John Carpenter. Junto a Debra Hill, Carpenter se involucró en escribir el guión y producir la película. Pero pasó lo que pasó. Si quieres que algo salga bien… hazlo tú mismo.

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Ambientación de Halloween 2

Curiosamente, la película comienza justo donde acaba la primera parte. Por ello, se pueden ver las dos películas seguidas y será como si estuviésemos viendo una sola. Hay que decir que aunque es una película digna, ha envejecido muy mal. En los ochenta esa fórmula funcionaba muy bien y era efectiva, pero en nuestros años, deja mucho que desear.

Si te gusta este género B de sangre a borbotones, la tolerarás. Pero también verás que se queda corta si se compara con la primera parte. Se nota que está hecha para aprovechar el tirón comercial de su predecesora. Pero aún así, se deja ver.

Para tener continuidad, Carpenter contaría de nuevo con Jamie Lee Curtis, aunque no tiene demasiado peso en la trama. Se pasa gran parte de la película en la cama de un hospital, sin apenas interacción alguna.

Otro actor que repetía en el reparto era el veterano Donal Pleasance, quien daba vida a Sam Loomis, el psiquiatra. Pero el que interesa en la película es el asesino, Michael Myers. Un auténtico killer que no le importa mancharse de sangre en ningún momento.

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Michael Myers, el malo malísimo

Al igual que otros villanos de terror, Myers no sentía absolutamente nada. Ni las balas pueden frenarle, lo que le envuelve en cierto halo de sobrenaturalidad. El “fallo” de esta película es que no tiene tanta sangre como la anterior. Obviamente si la veis, descubriréis que es el festival de la hemoglobina. Rick Rosenthal quiso imitar el estilo de Carpenter, pero éste era único y no lo consiguió.

Lo que sí consiguió fue una retahíla de brutales muertes, crudos asesinatos y un malo muy malo. Pero la trama cojeaba un poco y más el montaje final, algo que no gustó a Carpenter.

Le gustó tan poco que al final tuvo que retocar escenas, quitar otras, etc. Esto enfadó a Rosenthal, quien llegó a asegurar que le había destrozado la película. Pero ya se sabe que el que paga… manda y más si es un director de peso como Carpenter.

Años después llegarían muchas otras secuelas e incluso la continuidad de esta segunda parte. Rob Zombie dirigiría Halloween H2 a mediados de 2000 y este año 2016 se ha lanzado otra. ¿Te acuerdas de esta saga?