Cuando se habla de Tarzán, especialmente las películas, a muchos les vendrá a la mente la imagen del rumano Johnny Weissmüller con aquellos alaridos e imágenes aceleradas (truco muy usado en las películas de por aquel entonces) para dar sensación de increíble energía y aguante del rey de la selva.

Pero no nos vamos a remontar tanto en el tiempo, nos vamos a ir hasta el año 1984 para recordar otra película que nada tiene que ver con las de la estrella del celuloide del blanco y negro. En esta ocasión nos vamos a recordar “Greystoke, la leyenda de Tarzán”.

Esta película estaba basada, al igual que sus predecesoras, en la novela “Tarzan of the Apes” de Edgar Rice Burroughs y estuvo nominada a tres Oscars, mejor guión adaptado, mejor maquillaje y mejor actor de reparto para Ralph Richardson, que fue nominado a título póstumo, pero finalmente no consiguió hacerse con ninguna estatuilla.

Christopher Lambert en uno de sus papeles más recordados

La película nos sitúa en el siglo XIX donde un barco sufre un accidente y un matrimonio se ve abandonado en la desconocida selva africana. Ella, embarazada, daba luz a un niño en la humilde cabaña que habían construido, donde los monos comenzaban a entrar y salir como si fueran de la familia.

Tras un accidente los padres del pequeño mueren y una chimpancé se hace cargo del bebé, a quien cuida como si fuese su propia cría. Veinte años después un capitán belga llamado Phillipe D’Arnot descubre a quien estuvo viviendo toda su vida entre los monos.

Cuando el joven lleva al capitán a la cabaña donde había pasado toda su vida, D’Arnot supone que éste debe ser descendiente del marqués de Greystoke, un aristócrata que se perdió en la selva, y decide llevarlo consigo de regreso a la civilización.

Al llegar, el joven está totalmente confuso, no sabe qué son esas cosas cuadradas con ruedas que hacen tanto ruido, no entiende por qué la gente va vestida de esa forma “tan rara” y no se acostumbra a la forma de vida tan rara para él.

Aquí comenzaba su verdadera aventura. Sin duda una estupenda película para ver un fin de semana y recordar aquel estupendo cine que también se hacía en nuestra década favorita. ¿La recuerdas?