Habéis sido muchos los que habéis participado en nuestro primer concurso, pero sólo una persona podía llevarse una de las dos camisetas que se muestran en la imagen siguiente:

La ganadora del primer concurso de Nostalgia80 ha sido:

Natividad M. C.

Tanto nuestro equipo como los responsables de Ochentas, que han colaborado con nosotros para que este concurso fuera posible, deseamos que disfrutes de tu premio.

Aprovechando la ocasión también queremos desear a todos nuestros lectores un feliz y próspero año nuevo, pero no sin dejar de agradeceros que sigáis haciendo posible este espacio nostálgico que ha despegado en 2008 con toda la ilusión de los miembros de su equipo.

A continuación mostramos un texto que la ganadora del concurso a querido dedicar a todos nuestros lectores ochenteros:

Hoy me he sentado enfrente de mi bola de cristal. He decidido echar la vista atrás y recuperar recuerdos que aunque no han desaparecido, quizá están algo dormidos. La miro fijamente y vienen a mi mente tardes de juegos en el descampado, llenándonos de arena y barro, inventándonos aventuras sin parar mientras devorábamos pan con chocolate. No era sencillo jugar sin consolas, todo se basaba en tu imaginación, en la tuya y en la de tus amigos. Cualquier tarde de saltos a la comba se podía convertir fácilmente en una guerra donde las armas eran el «tú la pagas» y las heridas unos enormes cardenales en las rodillas.

No siempre acompañaba el tiempo. Si el sol se escondía, nada mejor que pasar la tarde leyendo tebeos de Mortadelo y revisando los «Miniclásicos». Cuando me sentía aventurera de verdad, secuestraba los libros de Los 3 Investigadores de Alfred Hitchcock o esos en los que tu mismo podías cambiar el final según la opción que escogieses. ¿Os acordáis?

El tiempo pasó y las tardes de juegos entre arena y barro dejaron paso a confesiones con las amigas, haciendo tiempo hasta que comenzase el nuevo capítulo de V. Acababa el verano y comenzaban las fiestas del barrio. Noches de semi-libertad, moviendo el esqueleto al ritmo del «Voyage, voyage», «Never say goodbye» o cualquier canción de Rick Astley. Forrábamos nuestras carpetas con fotos de un Miguel Bosé con falda o de cualquier cantante con laca hasta en las pestañas.  Nos peleábamos por ser mayores, por crecer siendo aún pequeños, grabando en nuestras memorias una banda sonora llena de canciones de las que viven hoy en día numerosas cadenas de radio, contemplando boquiabiertos películas de efectos especiales que hoy pueden parecer ridículos, pero que fueron el germen de los posteriores Terminator y compañía.

Que nadie nos mire por encima del hombro. Sí, aquellos que aparecen en las fotos con el pelo cardado y con jerseys dos tallas más grandes somos nosotros. También los que lloramos con la muerte de Chanquete y los que gritamos exaltados los goles del España – Malta. Somos nosotros, los que crecimos en los 80. ¿Pasa algo?