Ya os lo había comentado en muchas ocasiones, uno de mis géneros cinematográficos preferidos es el bélico y hoy quiero compartir con todos vosotros una película del año 1983 que verdaderamente me encantó. Se titula Escarlata y Negro y estaba dirigida por Jerry London y protagonizada por Gregory Peck, lo que ya de por sí era una completa garantía, pero si a ello le añadimos la ambientación musical por parte de Ennio Morricone, os podéis imaginar el resto.

Esta historia estaba basada en una novela titulada The scarlet pimpernel of the Vatican, de J.P. Gallagher y aunque en principio fue una producción para la televisión, pronto fue llevada al cine con bastante éxito y la verdad que aunque el metraje es largo, de unos 140 minutos, no se hace para nada aburrida.

La trama se desarrolla en la Roma ocupada por los nazis en 1943 y el recién nombrado jefe de la Gestapo en la ciudad, el coronel de la SS Herbert Kappler, Christopher Plummer, será el encargado de acabar con la resistencia italiana.

Gregory Peck, estupendo en su papel

Por otro lado estaba monseñor Hugh O’Flaherty, Gregory Peck, un sacerdote de raíces irlandesas que se dedica a ocultar a soldados aliados escapados de las manos de los alemanes y a diferentes familiares de la resistencia italiana, algo que hace que Kappler comience a sospechar del sacerdote.

La argucia del O’Flaherty pone en jaque a Kappler y sus tropas, quienes sospechan cada vez más de él, pero no pueden demostrarlo, pero poco a poco iban cerrando el cerco, pero el sacerdote se valía de su condición para entrar y salir en el Vaticano, lugar donde los nazis no podían entrar, y es ahí donde el sacerdote realizaba muchas de sus escabechinas.

La película cuenta con una estupenda ambientación y muy bien conseguida, unido a la música de Morricone, nos hace creer que nosotros también estamos en ese momento en la Italia ocupada. Una película donde veremos una lucha entre el ingenio del cura y el depostismo del coronel.

¿Quién ganará en esa pugna? Sin dudarlo ni un segundo os la recomiendo para ver un día con total tranquilidad, seguro que no os arrepentiréis.