Como en cualquier etapa de la vida, siempre tendremos una de cal y otra de arena. Si ayer os traía una película de 1986 que no puede decirse que fuera buena, hoy os traigo una con la que seguramente todos los amantes del buen cine estaréis de acuerdo. El jinete pálido, de 1985.

Podría afirmar y sin temor a quedar en ridículo, que Clint Eastwood es uno de los pocos grandes hombres del cine americano que quedan de aquellos de la vieja escuela que además de ser actor es un estupendo director y lo ha demostrado en varias ocasiones a lo largo de su carrera cinematográfica detrás de las cámaras.

Dirigida y protagonizada por Clint Eastwood

En esta película se toman como inspiración las bases de los western de toda la vida, de los clásicos y en El jinete pálido, Eastwood encarna al defensor de los débiles, desafortunados que vivieron en aquel salvaje y lejano oeste y que sufrieron como verdaderos pioneros los avatares de aquella época de la historia norteamericana.

En esta ocasión un grupo de colonos buscadores de oro se establecen en una zona de California. Aquí comenzarán a sufrir el hostigamiento incesante de los hombres del terrateniente de la zona, un tirano llamado Lahood que es propietario del resto de las explotaciones de oro. Hasta este asentamiento llega un desconocido que se presenta como predicador y al que no le gustan los malos modales y quiere que las cosas sigan su cauce natural sin que nada ni nadie se aproveche de los inocentes.

Al principio su presencia pasa totalmente desapercibida entre los hombres de Lahood, pero cuando el predicador evita que éstos hagan su trabajo castigando a uno de los trabajadores, las iras tanto de Lahood como de sus esbirros se verán centradas en tan particular personaje, que a base de bien, comenzará a repartir “justicia divina” y con la que nos entretendremos sin duda de principio a fin.

Una de las escenas de la película

Aunque la trama puede estar algo trillada, la experiencia y buen hacer de Eastwood, tanto delante como detrás de la cámara, hacen que esta película no parezca el clásico remake, sino que da un punto de vista totalmente diferente a cualquier producción del oeste que no debemos dejar de ver, tanto si la has visto como si no has tenido la oportunidad. Muy recomendable.

«Y contemplé un caballo pálido, y el nombre de su jinete era la muerte.
…y el Infierno le seguía
«