Corrían los años setenta y a mediados de aquella década la demanda de automóviles de pequeño tamaño aumentaba considerablemente en Europa y ante aquella situación los italianos de Fiat lanzaban el modelo 127 y los franceses de Renault el modelo 5 y como Ford no iba a quedarse con los brazos cruzados presentó un curioso coche con el sobrenombre de “Fiesta”.

El primer modelo del Fiesta, el 1.1S, se fabricó en 1976 en la factoría de Almusafes y fue un verdadero éxito desde su primera generación que abarcó desde 1976 hasta 1983. Además para Ford Europa también fue un éxito dado que fue el primer modelo con tracción delantera.

Aspecto de uno de los primeros modelos

El Ford Fiesta montaba una transmisión manual de cuatro velocidades que usaba una versión del motor del Ford Kent y que fue apodado “Valencia” en honor al lugar donde se encontraba la fábrica de Almusafes, aunque no era la única; en Europa estaban en Inglaterra y Alemania.

Contaban con motores de gasolina de 957cc en la versión normal y 1,117cc en la versión lujo que brindaban 40 y 45 caballos de potencia. Con el tiempo aparecerían las versiones Sport y Ghia, ambos modelos con más cubicaje y por ende, potencia, como es el caso del Super Sport, que con un motor de 1.600 cc rendía una potencia de 83 caballos, algo verdaderamente revolucionario (y también peligroso) para un coche de aquella época y sobre todo de aquel tamaño.

Entre los años 1983 y 1989, los pertenecientes a la segunda generación, se vivió una completa remodelación estética del modelo a la que se sumó un rediseño de su chasis y fue un éxito, sobre todo en Inglaterra, donde se vendieron cientos de miles de estos novedosos modelos.

El popular Ford Fiesta XR2

Aparecería el XR2, uno de los coches más recordados de este modelo de Ford, el cual tuvo varias versiones, como la de rally o una deportiva que seguramente habéis tenido la oportunidad de ver por vuestra ciudad y que montaba un motor CVH de 1.600cc que solo había sido montado anteriormente en el Ford Escort XR3.

Sin duda este coche formó parte de la historia de muchos de nosotros, convivió con nosotros en la transición española, nos vio crecer en los ochenta, noventa y en los 2000 y aún continúa entre nosotros, pero poco queda ya de aquel pequeño y original “forito”.