Hoy nos vamos al cine, pero a nuestro cine particular, para recordar una de las películas más entretenidas de la segunda mitad de los ochenta, “El Chip Prodigioso”. Esta película fue producida por el rey Midas de Hollywood, Steven Spielberg, dirigida por un por aquel entonces reconocido director de comedias, Joe DanteJerry Goldsmith a cargo de la banda sonora.

Fue ganadora de un Óscar de la Academia por los mejores efectos especiales y aunque gozaba del mecenazgo de Spielberg no tuvo tanto éxito como se esperaba, pero consiguieron una película entretenida, dirigida al público juvenil aunque sin posibilidad de tener una secuela, algo muy normal en aquella época.

Es una comedia de ciencia-ficción que se inspiró en la película de 1966 “Viaje alucinante” protagonizada por Stephen Boyd y la deseada por aquella época Raquel Welch. En este caso está protagonizada por el polifacético Dennis Quaid y Meg Ryan.

Cartel original de la película en español

La trama se desarrolla cuando Tuc Pendleton (Dennis Quaid) se presenta voluntario para la realización de un experimento científico que consistía en miniaturizarle e introducirle en el interior de un conejo vivo dentro de una microscópica nave. Todo ello se ve desbaratado por unos terroristas que entran en el laboratorio para hacerse con el invento y por desgracia Pendleton termina dentro del cuerpo de un hombre totalmente hipocondríaco llamado Jack Putter.

Aquí comienzan las aventuras en el interior del cuerpo humano con Tuc Pendleton y su lucha por salir del mismo y evitar quedarse allí dentro para siempre en una trama que aunque no muy lograda y que se centra mucho en lo que pasa fuera del cuerpo humano, nos mantuvo sentados en la butaca durante aproximadamente 130 minutos.

Una de las escenas de la película

Esta película tiene un ritmo correcto y aunque los efectos especiales puedan parecernos hoy en día dignos de películas de clase B (o Z) en comparación con lo que hay hoy en día, en aquel momento tuvieron una gran aceptación y eran uno de los pilares de esta película de 1987.

Seguro que a más de uno le ha venido a la cabeza la famosa escena de Tuc y su nanonave cuando va a ser atacado por cientos de miles de glóbulos blancos (¿o eran rojos?) Cuanto echo de menos estas películas inocentes, carentes de violencia extrema y que eran capaz de entretener a grandes y pequeños.