En la anterior entrada nos habíamos quedado en el momento en el que los tres expertos aseguraban que los Diarios de Hitler eran auténticos pese a no haber sido sometidos a análisis científicos. Hugh Trevor-Roper, el portavoz, hizo diferentes declaraciones sobre los documentos y esta fue la más destacada de cuantas hizo:

“Ahora puedo decir con satisfacción que estos documentos son auténticos; que la historia sobre su paradero desde 1945 es cierta; y que la forma en la que se narra actualmente los hábitos de escritura y la personalidad de Hitler, e incluso quizás algunos de sus actos públicos, deben ser, en consecuencia, revisados”

Tras esa aparente autentificación, se llevó a cabo un examen forense y éste reveló que los Diarios de Hitler habían sido impresos sobre papel moderno y usando tinta moderna, la cual había sido fabricada tiempo después de la muerte de Hitler.

Hugh Trevor-Roper

Asimismo en el estudio se destaca que esta serie de legajos tenían una gran cantidad de datos históricos inexactos entre los que destacaba un monograma que pudisteis ver en la foto de la anterior entrada, donde se podía ver FH en lugar de AH (Adolf Hitler), dado que en los antiguos caracteres alemanes, las letras parecían muy similares.

Al final se dictaminó que todo el contenido resultó ser una copia de un libro de discursos de Hitler al que se le agregaron diferentes comentarios personales; todo era un fraude que acabó acarreando a los autores casi cuatro años de prisión a Konrad Kujau y al periodista Gerd Heidemann. Asimismo este escándalo significó la dimisión de Peter Koch y Felix Schmidt, los dos editores de Stern.

¿Conocíais esta historia?